Bisnieta, nieta e hija de músicos típicos, la niña Anyelky Acosta, con apenas nueve años, comienza a proyectarse como posible continuadora del legado artístico que dejarán a la posteridad populares acordeonistas como Fefita la Grande, María Díaz y Mery Hernández (La India Canela).
De aparente cuerpo frágil y de estatura normal para su edad, esta niña comienza a ser visualizada como una prodigio en el arte de tocar el acordeón, al dirigir un grupo típico, donde sus hermanitas Amberly y Anyerly son la voz cantante y bailarina, respectivamente.
Las tres, junto a los niños Wilfre Bisonó y Erickson Aybar, quienes tocan la tambora y la güira, integran el grupo denominado “Anyelky Acosta, la Niña Divina”.
De este proyecto musical el principal mentol es Analky Acosta, padre de las infantas. Él toca desde los nueve años, cuando fue buscado por un grupo bachatero de su pueblo natal Cabrera, del municipio nordestano de Nagua, justo para sustituir a su padre Félix Acosta en la ejecución de la tambora, quien a su vez era hijo de Demetrio Acosta, también tamborero en su época.
Aunque en estos momentos es el bajista del grupo liderado por Narciso Francisco (El Pavarotti de la música típica) en los 27 años que lleva inmerso en la música Analky ha logrado aprender a tocar todos los instrumentos de ese ritmo.
De ahí que su humilde casa, ubicada en el barrio Los Solares de 100 Fuegos, prácticamente se ha convertido en una escuela musical para la chiquillada del lugar, lo que comenzó cuando los vecinitos de sus hijas se enteraron que él reúne las condiciones para enseñar.
Narra Analky que todo tuvo su inicio en los diferentes instrumentos musicales que tiene en la vivienda y que comenzaron a llamar la atención principalmente de Anyerly, quien tiene cinco años y, sin poder siquiera cargar el acordeón, fue la primera que se interesó en aprender a tocarlo.
Comentarios