Desde
entonces Raúl gobierna con su entorno familiar. Con su hija
Mariela, una inquieta y lenguaraz sexóloga. Con
su hijo, el coronel
Alejandro Castro Espín, formado en las
escuelas de inteligencia del KGB.
Con su nieto y guardaespaldas, Raúl Guillermo
Rodríguez Castro (hijo de Déborah). Con su yerno o ex yerno (no se sabe si
sigue casado con Déborah o se divorció), el general Luis Alberto Rodríguez
López-Calleja, Jefe de GAESA, el principal holding de los
militares cubanos.
Ésa
es la gente que gobierna junto a Raúl, pero tienen tres problemas gravísimos.
Él más importante es que en Cuba quedan
muy pocos creyentes en el sistema. Sesenta años de desastre son demasiados para
mantener la fe en ese disparate. El propio Raúl perdió la confianza en el sistema
en los años ochenta del siglo pasado cuando despachó a muchos oficiales a
centros europeos a aprender técnicas de gerencia y mercadeo.
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