Pero con Irma ya definitivamente erguida sobre Florida, la capacidad de maniobra se ha vuelto escasa, casi nula. Tras intensos días de preparación, alerta y movilización, la suerte está echada. Es el turno de los elementos. Más 1,3 millones de personas se han quedado sin fluido eléctrico y se teme por inundaciones masivas. “Miren por sus vecinos, por su familia. Ahora ya todo depende de nosotros”, afirmó el gobernador Rick Scott.
El recorrido del huracán, aunque aún es susceptible de variación, afecta áreas especialmente sensibles. El archipiélago de los Cayos inauguró el ataque. Con un largo historial de huracanes y desastres, el último en 1998 con Georges, su exposición a los vientos y al mar ha sido una víctima perfecta. Azotado por ráfagas de 215 kilómetros por hora y bajo una intensa marejada, los islotes quedaron en gran parte inundados y tres personas murieron en accidentes de tráfico.
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