En las primeras horas del “Plan Águila”, iniciado por la Autoridad Metropolitana del Transporte (Amet) para regular la circulación de motocicletas, guaguas y camiones por los túneles y elevados, se detuvo a unos 88 infractores de la disposición.
Con la campaña que precedió la disposición se supone que había que pensarlo dos veces antes de exponerse a transitar por espacios reservados solo para carros, camionetas y yipetas. Sin embargo, a los conductores de motocicletas parece que la regulación les daba tres pitos en el entendido de que podían salirse con las suyas. El desafío al principio de autoridad es el aspecto al que se tiene que prestar atención. Como si se tratara de puro bulto mediático o contaran con algún padrino en las esferas de poder la gente no hace caso a medidas como las que se ejecutan con el tránsito por los túneles y elevados.
La conducta es para reflexionar, pues esa insubordinación, en ocasiones con giros violentos, como el incidente en que un conductor golpeó a un agente de Amet en Barahona, plantea crisis de autoridad. Pero es bueno que se sepa, por si las moscas, que ejercer la autoridad no es reprimir ni abusar, sino actuar con apego a la ley y las normas cívicas.
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