El negocio de las bebidas alcohólicas falsificadas cobra más fuerza y extensión cada día, reportando ganancias millonarias al encontrar terreno favorable con su ramificación hacia hoteles, bares, colmadones y drinks. Para los consumidores de bebidas alcohólicas constituye una estafa a la que se agregan los daños, no solo del alcohol, sino también de las fórmulas para simular whiskies y rones, sin procesar, algo que aún resulta más gravoso.
“La lista de productos falsificados o adulterados que se comercializan en el mercado dominicano es amplia como elocuente para motivar a las autoridades, y al consumidor mismo, a unirse en una campaña contra el engaño y la falsedad”.
La ilegalidad cobra más víctimas, debido a la complicidad y las pocas acciones de las autoridades que se limitan a operativos ocasionales, mientras el negocio sigue creciendo.
En el caso de la región Este, bebidas como “triculí” y “tapa floja” se comercializan por doquier. No solo no pagan impuestos, sino que también desconocen los daños que estas bebidas implican para la salud.
Tan intenso es el negocio de las bebidas ilegales, que no escapan a establecimientos de reputación que no formen parte del ‘timo’, debido a que a menudo resulta en beneficio adicional para el personal, que a espaldas de los propietarios impone este tipo de bebida, ya que las ganancias están en rendir la bebida con sustancias de menor costo.
En el caso de los whiskies, especialmente los que no son de 18 años o más (vieja cosecha) y tienen un aroma especial, son frecuentes en drinks y colmadones, a tal punto que en algunas poblaciones resulta difícil identificar a los falsificadores de bebidas, debido a los pocos lugares donde expenden el whisky original.
Comentarios