La estrategia de comunicación utilizada por la Policía con relación a la muerte a tiros del fugitivo John Percival Matos no ha sido la más eficaz, a decir de la estela de dudas que ha dejado su versión sobre el hecho.
Al margen de las declaraciones del patólogo Sergio Sarita Valdez, quien afirmó que Percival Matos fue ejecutado para excitar el morbo, son muchos los que amparándose en la propia versión de la Policía coinciden en que el fugitivo pudo ser capturado vivo.
Rodeado como estaba por un contingente policial en una cabaña de Bonao eran mínimas las posibilidades de que Percival Matos pudiera escapar del cerco.
Pero la Policía dice que lo abatió dentro de una yipeta en la que trató de fugarse después de desoír los llamados para que se entregara, mientras su padre asegura que fue cuando dormía en la cabaña.
Antes que despejar las dudas con explicaciones convincentes, el jefe de la Policía, Nelson Peguero Paredes, las ha atribuido a una supuesta campaña para empañar la imagen del cuerpo. La realidad, sin embargo, es que las contradicciones comenzaron desde el mismo miércoles en la tarde cuando el comandante de la Policía en Bonao, Virgilio Pacheco Garabito, negó que correspondiera a Percival Matos el cadáver del hombre que estaba dentro del vehículo. Las dudas indican que en torno al suceso algo no salió bien.
Comentarios