Por Ramón Cuello
Los peloteros de Grandes Ligas, novatos y veteranos, están regresando al país, para ver a sus familiares y amigos, descansar de esa gran jornada de casi 8 meses.
Los negocios de bailes, bebidas, los drinks, discotecas y playas se activan con los peloteros que son “bondadosos gastando” y son, sobre todo, exhibicionistas. En muchos casos los peloteros se ven metidos en trifulcas que casi siempre terminan en la justicia, además de accidentes automovilísticos lamentables.
Quizás no soy el indicado para darle un consejo, pero me siento con el derecho de hacerlo. Los peloteros jóvenes, que en su mayoría son de nivel humilde, cuando regresan, parece que alguien le dice “que el mundo se va acabar” y comienzan a beber y acelerar sus máquinas.
Pero además a meterse en lugares de “dudosa reputación”, a hacer sentir mal a los ciudadanos, con la exhibición de sus carros, sus mujeres voluminosas, bebidas caras, sus armas, su seguridad personal que en la mayoría de los casos son familiares, en fin “echavainismo”.
De ninguna manera se le pueda decir que después de casi un año, tomando avión a diario, el gimnasio, la tensión, el público, las bolas, el strikes en fin, un trabajo difícil que aquí en su patria no se diviertan.
De todas formas esos jóvenes cuando regresen, deben manejarse mejor, ser comedidos, todo se puede hacer, no traten de llevarse el mundo por delante, diviértanse, no abusen de sus bienes, no busquen pleitos, pongan a conducir a una persona de su confianza que no tome para evitar tragedias, es un consejo de un veterano.
Mi deseo final es que todos disfruten, pero que lo hagan con mucho cuidado, y de esa forma no afectan sus carreras, ni dan dolores de cabeza a sus familiares.
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