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Luís (Terror) Díaz brilló con luz propía

Luis ‘Terror’ Días (Luis Díaz Portorreal) era hijo de un ejecutante de ‘tres’ y de una cantante de ‘salves’. En su pueblo natal, a los 16 años, formó un conjunto de Rock & Roll: ‘Los Chonnys’. Ingresó en 1970 a la carrera de psicología en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. A partir de 1972 inicia él un prolongado e impetuoso trayecto que lo llevará a participar como compositor, guitarrista y cantor de los grupos Convite (música folklórica afroantillana) y Madora (amalgamas de rock y música folk). Entre 1980 y 1982 reside en New York, donde se asoma a la violencia irónica y caricaturesca del rock-punk.
 Salió echando tres carajos / tembló el seto de madera / dejó su mujer llorando / ella lloraba de pena. Hombre jugador de gallos / hombre hijo de las tabernas / salió en busca de desquite / sin dejar nada en la mesa.

Tenedor de una insólita habilidad instrumental (pocas manos criollas han pulsado la guitarra con tal virtuosismo), Luis escribe e interpreta merengues (‘Baila en la calle’, ‘El guardia del arsenal’, ‘Marola’, ‘Las vampiras’, ‘La pringamosa’, ‘Roca piedra’, ‘Canto de toro’, ‘Candelo’, ‘Ay ombe’, ‘Liborio’, ‘La porquería’), tanto como desenreda bachatas (‘Yo quiero andar’, ‘Mi guachimán’, ‘Andresito Reina’) y hace música para cine (‘Dear Teresa’, premiado con el Silver Award del Festival Internacional de Filadelfia, 1994; ‘Blue in the face’, 1995; ‘La maldición del padre Cardona’, 2005; ‘Pride and Glory’, 2008).

Ay, ay, ay, ay, ay / Eso no se hace. /Andresito Reina se bebe los tragos / también la botella. Desde su retorno a Santo Domingo en 1982, la obra de Días cobra madurez y hondura inigualables. Hará entonces la más apremiante indagatoria de signos y de géneros musicales extraviados en la bruma del tiempo. Y su búsqueda lo guiará al umbral del canto primigenio: hasta ese instante en que la desventura del yerro histórico nos desgaja de la raíz necesaria. Así metido en currú / al aguardiente se entrega / así no le gustó el paro / así da un golpe en la mesa. Entonces cuchillo en mano / allí se armó la pelea / lo ven saltar como un dado / con el intestino afuera.

En andanza poco menos que homérica, Luis explora corrientes oscuras y desciende a laberintos, sin principio ni final, que nos devuelven al origen: a lo negro y a lo blanco, al tambor grave del abuelo mandingo y al dulcísimo laúd de la abuela extremeña. 


Ay, ay, ay, ay, ay / Eso no se hace. / Andresito Reina se bebe los tragos / también la botella.

El zahorí desanda siglos y remonta ayeres en su ciclópea jornada, hasta recuperar caudales y atavismos y concurrencias que ignorábamos, y que ahora nos colman de la propicia intelección de cuanto fuimos y aún somos. El largo rastreo y los hallazgos de Luis Días no encuentran similitud en el itinerario de nuestra vida musical. Poeta errante, órfico, marginal. Como pocos, él entendió que ser radical no era sino tomar la materia por la raíz.

Así perdió la partida / así perdió la pelea / así su mujer llorando / ahora le prende la vela. Qué será de esta mujer / que se viste en tela negra / para guardar el recuerdo / de un jugador que perdiera. Dentro de sus cantos aletean, con profundidad misteriosa, los aires del cimarrón, la cruda voz hendida del esclavo, el cántico ritual del trabajo pobre, la romanza pura del agreste amor, las antífonas de una religiosidad vencida... Ay, ay, ay, ay, ay / Eso no se hace. / Andresito Reina se bebe los tragos / también la botella. Su influencia y sus señales habitan hoy en la música que recorre las callejuelas de los corazones sencillos, tanto como en la ruda intensidad del mensaje urbano y en las fuentes hondas que proveen de savia a un Juan Luis Guerra.

La canción del pobre se conoce / hey ombe, hey ombe / Hey, porque siempre habla de esclavos / hey ombe, hey ombe.  La mujer del pobre se conoce / hey ombe, hey ombe / Hey, porque siempre anda rompí’a / hey ombe, hey ombe. Se me ocurre que de él podríamos decir lo que alguien expresó acerca de Cartola, el mágico sambista brasileño: “Luis Días no existió: fue un sueño que todos tuvimos”. 

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