Turistas de diversas naciones temen venir a República Dominicana por miedo a ser malogrado por la ola de delincuencia, que abarcan: atracos, crímenes, asaltos, drogas, impunidad, entre otros males. Pese a que hace 55 años que desapareció la dictadura de Trujillo, República Dominicana vive renovados de miedos que casi la estrangulan, una paranoia nacional que los especialistas de la conducta no entienden, con una ola de crímenes sin sentido.
Al ver los crímenes modernos, que se atienen mayormente a reconcomios familiares, particulares y al abuso de la autoridad policial, que no ha sido corregida en la época de regímenes democráticos, la gente se pone las manos en la cabeza.
Que tantas cosas malas estén ocurriendo en un país que debe privilegiar el turismo y abrazar a los visitantes por la tradición y por los negocios, es algo difícil de comprender, como que los dominicanos hayan perdido su capacidad de tolerancia y respeto.
El miedo se extiende a todas las actividades de la vida nacional, no obstante los esfuerzos que se hacen desde el gobierno, ahora presidido por Danilo Medina, que no tuvo aprecio entre los votantes de las cárceles, una buena señal a su favor.
Los votantes de las cárceles quizás vieron que se ha sido rígido con ellos al mantenerlos en prisión, porque siempre tienen alegatos para justificar los crímenes no tan bien sancionados por la debilidad de la justicia, y por los abogados bien rentados.
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