El jefe de la Policía, Nelson Peguero Paredes, ha querido presentar una muestra de eficiencia al dar cuenta de que detectó una fuga de más de mil millones de pesos en combustibles y otros gastos.
Hay que felicitarlo por ese ejercicio administrativo en defensa de los recursos públicos. Pero la alarmante irregularidad no basta con corregirla ni es para que quede en el aire, sino para que se establezcan las causas y se tomen las medidas correspondientes.
El supuesto escape resulta tan elevado, que se presta a las más variadas sospechas.
Según Peguero Paredes solo en combustibles la Policía se ahorra 50 millones de pesos mensuales, sin disminuir las asignaciones para el patrullaje y otros servicios.
Para aumentar la suspicacia acotó que “el combustible se vendía como si fuera arroz”. La revelación es un desafío que ha impuesto el propio jefe de la Policía en torno a una práctica que hasta él considera un exceso. Como con la sospecha que genera la revelación también se empañan reputaciones Peguero Paredes tiene que completar la investigación al respecto.
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