Las 40 vacas normandas de Marie-Françoise Brizard emiten menos metano que sus congéneres -alrededor de 32 toneladas de CO2 menos en lo que va de año, el equivalente a un recorrido de 470.000 kilómetros en coche- todo gracias a su alimentación.
Menos maíz y soja, más hierba. A su manera, esta ganadería de la región de Mayenne, en el oeste de Francia, lucha contra el calentamiento global. Las emisiones de metano de los rumiantes -a través de sus eructos y flatulencias- representan entre el 3% y el 5% de las emisiones de gases de efecto.
En promedio, la agricultura es responsable del 20% de las emisiones mundiales. Y el metano representa el 40% de las emisiones agrícolas. Mientras su esposa lleva a las vacas al ordeño, Luc Brizard se dedica al cultivo. La alfalfa y otras plantas forrajeras ricas en proteínas cubren, junto a los cereales, las 100 hectáreas de colinas verdes de esta granja. La alfalfa, seca, servirá para alimentar a las vacas en invierno, en lugar de utilizar alimentos industriales a base de maíz y soja.
El ganado recibirá también un pequeño complemento de lino, cultivado en estas mismas tierras. Las leguminosas -como la alfalfa- y las semillas oleaginosas -como los guisantes, las habas y el lino- enriquecen la leche de las vacas en omega 3. Estos ácidos grasos, buenos para la salud, eliminan las bacterias que producen el metano. Por lo tanto, las vacas emiten menos gases. Además, el cultivo de alfalfa, rico en nitrógeno -beneficioso para los cultivos- permite a este matrimonio mejorar la calidad del suelo.
Comentarios