El Teatro de Agua y Luz, patrimonio arquitectónico de República Dominicana, construido hace 60 años durante la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo Molina, es hoy un muladar controlado por prostitutas, indigentes y transportistas.
Esta joya de la arquitectura española, fruto de la mente fecunda del arquitecto barcelonés Carlos Buigas, es hoy una ruina de 12 millones 500 mil dólares, que funciona como parqueo público y cementerio de chatarras de autobuses del transporte público.
Depredadores urbanos que roban y venden todo tipo de metales, sustrajeron más de tres mil 500 bombillas del establecimiento, cuatro motores de 200 caballos de fuerza, dos de 10 y dos extractores de aire de cinco caballos de fuerza cada uno.
Robaron además, todo el cableado del sistema de electricidad del establecimientos, todas las ventanas, puertas y hasta los mosaicos de los tres niveles que tiene la edificación.
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