Por MARINO BAEZ
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La ignorancia, muchas veces contribuye a que los
políticos se sirvan con la cuchara grande para conquistar intereses a cualquier
costa aunque tengan que venderle el alma al diablo para defenderse de ciertas
acusaciones, confundir a los sencibles y convertir en hechos confiables la
ambición que corrompe a los líderes dominicanos, donde ya nisiquiera las
organizaciones de izquierda tienen garatía absoluta de confiabilidad.
La turba de partidos que buscan reconocimiento en la JCE
(Junta Central Electoral), de un tiempo a esta parte, no es con fines
electoralistas y alternativas de solución a los problemas que afectan el estado
dominicano, sino más bién, tocar parte del pastel que se reparte para llevar a
cabo la campaña política, recursos propiedad del estado.
Todo esto es el producto de partidos políticos corruptos
con escuelas preparadas en cátedras normatizadas sobre robos ilícitos de los
bienes del estado, impuestas por vagos inmunes al trabajo permanente que son
como las máquinas tragamonedas, pero como "la ambición mató al
ratón", esos trogloditas convertidos en aves carroñeras hoy en día están
siendo desenmascados por los votantes sensatos, moralistas e interesados en la
estabilidad del pais.
Los actos dolosos registrados en los cuatro poderes del
estado, han reducido al máximo la inversión extranjera, porque cuando los
interesados solicitan apoyo de los congresistas, lo primero que reciben son
propuestas indecentes, violatorias a las leyes de inversión; y por
consiguiente, incursivas en el lambonismo de curules, donde generalmente no se
aprueban los proyectos si no se aparece con el maletín cargado de dinero para
comprar su aprobación.
"En República Dominicana, por más interés que se
tenga en contribuir con el desarrollo económico, a través de la inversión
extranjera, todo se mueve con dinero", me decía un amigo en Estados
Unidos, y esto ha sido impuesto por la alta dirigencia de los partidos
políticos, dirigidos principalmente por los partidos de turno, que se han
encargado de enrriquecer ilegalmente a cientos de sus correligionarios y
seguidores.
Las acusaciones contra expresidente de la república y a
algunos de sus funcionarios, registradas en los últimos meses, son reflexiones
para la meditación a puertas cerradas, porque constituye una verguenza para los
dominicanos con dignidad y apego al respeto de los valores democráticos y de
los símbolos patrios que un ex gobernante educado por los principios
politicos-literarios del profesor Juan Bosch, sea acusado de usar dinero del
narcotráfico para la campaña política.
Estamos claro, "el bombero no se hala la
manguera" y en la guerra "los aliados no se combaten", sin
embargo, los principios y la protección de un país están por encima de
cualquier defensa. Una acusación como esta, que hoy en dia recorre el mundo a
través del bombardeo sistemático generado en los medios electrónicos, escritos
y las redes sociales, son pruebas más que suficientes para que la Procuraduría
General de la República comience a investigar. A caso eso no será posible?.
En adición a toda esta barahunda de acusaciones, el
expresidente dice textualmente que las mismas son el producto de su popularidad
de cara a las elecciones del 2016. No lo descartamos de golpe y porrazos, sin
embargo, tantos dominicanos no pueden estar equivocados, porque el sentir
popular de los verdaderos demócratas, es que a este pichón de dictador, apoyado
por grandes beneficiarios de sus gobiernos, no se le puede dar la oportunidad
de gobernar el país por un próximo período.
"El respeto al derecho ajeno es paz", dijo
Benito Juarez, pero "los pueblos que no recuerdan su historia, están
supeditados a repetirla" y cada ser humano tiene todo el derecho de pronunciarse
a favor de su "lider", siempre que sus principios no les sean
bulnerados por intereses putrefactos que a cuenta gotas no son de importancia
para su salvoconducto.
Leonel Fernández es el resultado de una escuela moralista
creada por Juan Bosch y que al no darle resultado, por sus positivos
principios, decidió cabalgar en la universidad dictatorial balaguerista para
poder llegar al poder y convertirse en autor intelectual del mayor crímen
político de los últimos períodos.
El mundo ha cambiado y estamos en un momento de
innovación en todos los sentidos, razón por la cual, la justicia debe jugar un
papel acorde con los principios, la moral, las leyes y las demandas perenne de
sus ciudadanos fomentando una cultura de tolerancia apegada a la verdad.
La defensa a quien no se la ha ganado no tiene el mayor
ápice de validez (MB), mucho más importante es ser tolerante diciendo la verdad
ante el fracaso premeditado de los demás".
El autor es periodista
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