Tal parece que sobre los hermanos Omar y César Alejandro López Méndez, perseguidos por diferentes crímenes y delitos, pesaba una sentencia de muerte. Es la impresión que ha dejado el intenso tiroteo en que los jóvenes, de 20 y 22 años, fueron abatidos por un contingente policial después de ser cercados en una residencia del sector Eduardo Brito, del municipio de Pedro Brand.
Sin rehenes ni poner en peligro la vida de inocentes, los más de 100 agentes que participaron en el operativo ocurrido en la madrugada del sábado pudieron dar tiempo a que los fugitivos se entregaran. Pero se alegó que los hermanos, que habían sembrado el terror con crímenes y atracos conmovedores en Moca y otros lugares, dispararon a los agentes para justificar la intensa balacera que vuelve a cuestionar los métodos de la Policía.
Se habla de que se efectuaron más de mil disparos. Con la respuesta de la Policía las acciones que se atribuyen a los jóvenes, sin descartarse que estos estuvieran armados, que fueran todo lo peligroso que se aduce e incluso dispuestos a resistir hasta el último momento, han quedado relegadas. El suceso plantea confusión sobre el auspicioso proceso de transformación de la entidad impulsado bajo la gestión de Manuel Castro Castillo.
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