BONAO.-La muerte en un accidente de tránsito del general Juan Ramón de la Cruz Martínez es una pérdida muy lamentable para sus familiares, la Policía Nacional y para el país. Con él viajaban su esposa, un hijo y un sargento de la uniformada que lograron sobrevivir de esta tragedia. La sociedad de Bonao siempre lo recordará, ya que fue un oficial correcto en sus actuaciones y se granjeó el cariño de esta provincia.
Fue un oficial muy bien formado, abogado, quien fungió como vocero de la institución y comandante regional. Actualmente era responsable de la zona Norte. Era un hombre muy cordial y caballeroso en su trato, muy apreciado en su institución y en el ambiente político nacional. Su muerte entristece a muchos y con sobradas razones.
Sus vínculos con los medios de comunicación fue siempre una relación muy fluida, propia de quien estaba consciente de su papel y de la colaboración necesaria de ambas instituciones en un ambiente democrático. Aprendió en su ejercicio que cuando las informaciones no fluyen adecuadamente los rumores terminan dominando a la opinión pública.
El general De la Cruz Martínez era de los oficiales buenos con que contaba la Policía Nacional. Fue siempre un buen oficial, promotor de la armonía y de las soluciones adecuadas. Es obvio que le hará falta a su institución como al país, y particularmente a su familia, la que quedará profundamente adolorida.
Sería bueno si se pudiera determinar con claridad la verdadera razón del fatal accidente, pues en principio se dejó saber que había sido un neumático que había explotado y el vehículo terminó descarrilándose al precipicio. Y es bueno que se haga, pues es posible que si fue así quizás no estemos observando los protocolos para el adecuado mantenimiento de los autos en que se mueven los oficiales de la Policía Nacional como de las demás instituciones del Estado.
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