Por MARINO BAEZ
La
defensa al medioambiente y los recursos naturales se está prostituyendo, al
extremo que al mercado de las incidencias que se oponen a la inversión
extranjera, se han vinculado pseudos defensores que nunca han reflexionado
sobre la base de incursionar en la siembra de árboles y coadyuvar al desarrollo
sostenible en la más alta dimensión de las personas que continuamente tocan las
puertas de empresas en busca de un empleo digno.
En base
lo antes expresado y retomando el último informe del Fondo Monetario
Internacional (FMI), sobre el desempleo en la República Dominicana, observamos,
que este en vez de bajar, ha experimentado una notable alza de un 13.9% en el
2000, a un 14.7%, hasta finales del 2012, situándose como la más alta de la
región, lo que desdice bastante del comportamiento de un grupo minoritario,
representado por la iglesia católica, cuando se trata de contribuir al fortalecimiento
del empleo digno en nuestro país.
La
iglesia católica se ha embarcado en una lucha sin cuartel en contra de FALCONDO
y la explotación del Proyecto de Nickel
Loma Miranda, quizás sin tomar en cuenta que el daño que le están haciendo a
cientos de humildes familias de la provincia Monseñor Nouel es más grande que
el daño ambiental que podría provocar dicha empresa con la extracción de los
recursos no renovables que posee dicho entorno minero.
Basados
en la dignidad y el respeto, FALCONDO ha
demostrado en todos los escenarios el respeto al medio ambiente y los recursos
naturales, con informaciones técnicas de cómo extraer los recursos minerales y
recuperar en lo inmediato la parte afectada, sin embargo, por encima de los más
de 2500 empleos directos que son generados y mediante una audaz campaña
mediática, este grupo minoritario, conjuntamente con algunos legisladores y
busca vida, prefieren que los comerciantes de la provincia Monseñor Nouel se
vayan a la quiebra y los empleados se queden en las calles.
Este el
reflejo de una moral sin memoria proyectada por la iglesia, cuando realmente la
estrategia debiera está dirigida a incentivar el desarrollo productivo de las
empresas y la inversión extranjera, para con ello, contribuir a la reducción del
desempleo, visto que este constituye la principal base de sustento de las
familias.
Son tan
osados con sus críticas y radicales protestas que no han tomado en
consideración las demandas de sus propios feligreses católicos, cuando
proclaman su temor de quedarse en las calles, a sabiendas de que el país que
habitamos esta socavado por la escasez de empleos o medios de vida disponibles que
mantienen a los hogares en la pobreza, hay menos crecimiento, menos seguridad y
menos desarrollo humano y económico.
No
trabajo, ni he trabajo en FALCONDO, pero soy de Bonao y siento en carne propia
las necesidades de mis hermanos nouelenses, porque el cierre de la empresa
minera está provocando una enorme crisis económica, contribuyendo a la
reducción del empleo en las empresas y negocios existentes en los
diferentes municipios. ¿Tiene la iglesia
católica garantizada a estas familias la solución de sus necesidades venideras?
¿Con cuáles recursos pagarán esos padres de familias la alimentación, educación
y la salud de sus hijos? ¿Qué garantía tienen esos padres y madres cancelados
de conseguir un empleo, cuando en nuestro país el porcentaje de desempleo en
vez de bajar, va en aumento? Para tranquilidad de los cientos de desempleados
sería oportuno que se respondan estas interrogantes.
La
expansión del empleo productivo y decente es la vía hacia el crecimiento y la
diversificación económica de cada individuo y de mantenerse el cierre
definitivo de FALCONDO, veremos una provincia Monseñor Nouel, además de
desempleadas, incrementada por la delincuencia, la prostitución y pidiendo
misericordia de Dios, ante los tantos males que constantemente nos aquejan por falta
de apoyo moral, político y económico de las autoridades.
Señor
presidente, Danilo Medina, la falta de trabajo provoca sentimientos de
frustración y las personas que desean trabajar y no pueden hacerlo, sufren una
merma en su autoestima al no poder desarrollar aptitudes profesionales como
creatividad, constancia, disciplina y responsabilidad, por lo que es justo que
se escuchen las voces que todavía no han sido escuchadas y que se permita que
vuelva la estabilidad a las familias que se han quedado sin empleos.
El autor
es periodista
reside en
Bonao
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