Falcondo ha contando con un nutrido respaldo en su interés por explotar los yacimientos de la loma Miranda, en Bonao. El problema ha sido que los empleados, suplidores y entidades comunitarias que se manifestaron masivamente a favor de la empresa salieron tarde a la calle.
El Gobierno, tras acoger un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ha negado a la empresa la explotación de los recursos mineros.
Si se confiaron en que el Gobierno podía desestimar el informe del PNUD, simplemente se equivocaron. Tras acoger el estudio, el ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Bautista Rojas Gómez, expresó que está amparado en una profunda y completa investigación, que se extendió por varios meses. “Se decidió”, dijo, “lo que más conviene al pueblo dominicano, que es preservar loma Miranda”.
Es cierto que la salida de Falcondo puede representar un golpe duro para la economía de Bonao y comunidades aledañas. Pero en la decisión no sólo priman intereses económicos, sino medioambientales y sociales. Si quienes defienden la explotación hubieran salido a la calle desde el primer momento, la verdad es que no se sabe cuáles serían los resultados. Pero ya es demasiado tarde.
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