Las dietas especiales y platos internacionales que acostumbran a transitar por su mesa no es la pasión culinaria del hoy rey del peso ligero junior versión Federación Internacional de Boxeo (FIB), el dominicano Argenis Méndez.
La extraña mezcla de arroz blanco con un huevo frito, “pasado por agua” o en revoltillo es el sabor que deja “noqueado” a Méndez y el que de inmediato cumple un compromiso sobre el ring y puede descuidar el peso, ingiere a diario.
“Soy como un perro huevero, yo dejo cualquier filete, bistec, pescado, mariscos, salchichas de esas europeas que la gente le gusta mucho, ¡la mejor carne!, de lo que sea, yo la dejo por comerme un arroz blanco con huevo, es una cultura que me acompaña desde niño”.
“Y no porque fuera pobre ni nada por el estilo, porque nunca he pasado hambre, sino que siempre me ha gustado ese sabor y por qué negarlo, por qué no comerlo, es lo que más me fascina”, revela el titular de las 130 libras, quien además de sus magníficas habilidades tiene poder demoledor en ambos manos.
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