Por MARINO BAEZ
decaraalsolmb@gmail.com
El maestro
es un valor agregado que sirve de guía para el fortalecimiento de la educación
a través de sus habilidades sapienciales, que como marco jurídico es la tenaza
que contribuye al desarrollo histórico y cultural de las sociedades, con la
cual se manifiestan las estrategias políticas, de negocios, tecnológicas y
cientistas.
Haciendo
una retrospectiva, vemos que la educación como firme soporte de las ideas y
propósitos que nos legaron nuestros padres de la patria, hoy se encuentra
asediada tomando el riesgo de resurgir ante un letargo prominente y
desafortunado de exigencias que solo sirven de maniqueísmo y ayudantía
económica para quienes deberían actuar con principalía ante la gran deficiencia
que arropa el sistema educativo dominicano.
Debemos
tomar como punto de lanza los esfuerzos que hace el gobierno, a fin de
contribuir a la reducción de la elevada tasa de analfabetismo que impera en el
país, a través del "Programa Quisqueya Aprende Contigo", por lo que,
en vez de presionar, con todo el derecho que le corresponde, la Asociación
Dominicana de Profesores (ADP), también debería exigir más inversión para
garantizar una calidad inexorable en la educación.
Tienen derechos
los "educadores públicos", cuando toman como punto de lanza para
exigir un aumento del 100% por tanda, el lesivo porcentaje que se abrogó en la
nomina nacional la ministra de educación, Josefina Pimentel, sin embargo eso no
le da soporte para recurrir en defensa de sus intereses, violando el derecho
que tienen los ciudadanos a una educación digna y por encima de un aumento
salarial.
Debemos
educar en el presente, pesando en un futuro prometedor que sirva como puntal
para el desarrollo y el fortalecimiento de las familia, por lo que entendemos,
que el Gobierno que preside Danilo Medina Sánchez, está obligado a disponer más
recursos para el sector educativo, no solo destinando el 4% por ciento del
Producto Interno Bruto (PIB), para la educación, sino buscando la forma de que
los educadores puedan garantizar un mejor sustento de vida para sus familias.
"La
educación es la base fundamental para el desarrollo ciudadano, sin educación la
economía se desploma y finalmente colapsa". Sin profesionales docentes
capaces de preparar a los jóvenes en sus diversas áreas, los países no crecen y
por tanto lo que se desarrolla es la miseria.
Esa miseria
que actualmente no está viviendo la ministra de educación, que devenga un
salario por encima de los RD$300,000.00 y que apelando a las exigencias de la
ADP, solo quiere aumentarle un 20%, ante una canasta familiar que supera los
RD$20,000.00 oro dominicano.
Viéndolo
desde esta óptica, la perspectiva de la educación, es un privilegio que no
puede dejarse en manos de burócratas políticos y sin visión, quienes la
promueven en grandes escenarios y cuando dan la espalda desprecian a los
principales autores que finalmente son los maestros y profesores.
El autor es
periodista
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