Hoy, 16 de febrero de 2013, se cumplen 40 años del asesinato del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó por militares al servicio del presidente de la República Joaquín Balaguer Ricardo. Más de 5 millones y medio de dominicanos han nacido desde entonces y muy pocos de estos conocen a cabalidad el rol histórico de este personaje patriótico. Caamaño fue un ser humano sujeto a errores, a equivocaciones, y que en su vida tomó decisiones que no fueron las mejores. Ahí reside su grandeza, en que fue como todos nosotros, imitable, con sus errores y sus virtudes, que recorrió el camino liberador que recomendaba, los cuales sus críticos no se atrevieron a seguir. Muchas veces, nuestro imaginario persiste en considerar a los héroes como infalibles. Insistimos en confundir al héroe de la vida real con la imagen que cada uno ha inventado del héroe ideal.
Hijo de uno de los más prominentes generales de la tiranía de Rafael Trujillo Molina, Francis Caamaño renegó oportunamente del rol represivo para el cual había sido entrenado e indoctrinado. Por encima de esos valores perversos que le habían sido transmitidos, se impuso el sentido humanista de respeto a sus semejantes. Y se rebeló ante el poder reinante del cual formaba parte.
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