La que debería haber sido la fiesta del 14 cumpleaños del chavismo en el poder, no contó hoy con su invitado de honor, el presidente Hugo Chávez.
Este jueves debería haber tomado juramento para un nuevo periodo en su cargo. Pero los problemas de salud impidieron la presencia del presidente venezolano, que fue operado de cáncer por cuarta vez hace casi un mes. Y los chavistas lo resolvieron con una demostración de capacidad de convocatoria.
Llegados de los barrios de Caracas o traídos en centenares de autobuses de diferentes partes del país, el nuevo grito de guerra de los chavistas, ese "Yo soy Chávez", se convirtió en el himno de quienes quieren a Chávez en el poder.
Hasta el vicepresidente, Nicolás Maduro, dijo que no había podido dormir porque en su cabeza sólo había un pensamiento: "10 de enero, Chávez, Chávez, Chávez".
"Han sido días duros en lo sentimental, hemos tenido que remontar el dolor, la preocupación y la angustia", reconoció Maduro, uno de los ministros que más cerca ha estado de Chávez durante su enfermedad.
Arengado por gritos de "No volverán", en la, una vez más, marea roja que tomó los alrededores del Palacio de Miraflores, volvió a oírse el "Uh, ah, Chávez no se va".
"Alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina", se dijo. La consigna era clara: hacer valer el principio democrático pues el presidente ganó las elecciones del 7 de octubre. Y de "continuidad administrativa" para que Maduro continúe al frente del gobierno, como decretó el Tribunal Supremo de Justicia.
Durante el acto intervinieron altos funcionarios de varios países de la región, entre los que los platos fuertes fueron los presidentes de Bolivia, Evo Morales; Nicaragua, Daniel Ortega; y el uruguayo José Mujica, que fue muy breve al llamar a la "unidad, paz y trabajo".
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