BONAO.-En un rinconcito llamado Caribe de Bonao, donde el trayecto se une a las montañas y árboles monumentales que rodean toda la extensión terrenal, reposa un lugar donde la tranquilidad, la naturaleza y la entrega se expresan en su mayor esplendor.
Se trata de la labor que dedica un equipo preparado y organizado que tiene el objetivo de construir un futuro prometedor para cientos de niños, niñas y jóvenes de las comunidades de Jengibre, Caribe y zonas aledañas de esa demarcación geográfica.
La educación y la formación en valores, principios culturales y patrióticos se conjugan en el Centro de Formación Integral Cigar Family, una institución que llegó a la localidad Caribe, hace nueve años, para imponer un nuevo estilo educativo.
En una comunidad donde se encuentra una de las poblaciones más pobres del país, con indicadores de educación, salud, acceso a agua potable, vivienda digna e ingresos y empleos muy por debajo de las normas aceptables por las Naciones Unidas, se inserta este visionario proyecto.
El Instituto Dominicano de Desarrollo Integral (IDDI) es el ejecutor de esta obra caritativa, que es reconocida en todo el mundo, por convertirse en un destino turístico y desarrollar un plan comunitario con modelo internacional de colaboración. Esta institución fue fundada en el año 1984, opera en el país en 11 ciudades y 13 provincias con un presupuesto de US$8,736,400.
Los principales auspiciadores de este plan son las familias Fuente y Newman, quienes, junto a otras personalidades e instituciones, forman una red que con entusiasmo hace posible el proyecto, aportando fondos para su subsistencia.
Más de 204,000 personas de todo el territorio dominicano, distribuidas en 20 comunidades rurales y urbanas han recibido asistencia social de manos de esa entidad, que alberga a 13,000 miembros y grupos de interés, quienes contribuyen, con su energía, capacidad, experiencia y recursos económicos, a dar color y vida a este programa integral.
Orígenes
El director ejecutivo de Cigar Family, David Luther, con una data de 33 años de experiencia en desarrollo social, cuenta que a su llegada a la localidad existía una falta de cultura de diálogo en los moradores, pero que, gracias a este centro de formación, se han reducido los niveles de violencia y delincuencia.
Manifestó que los lazos que han estrechado con la comunidad se han convertido en una relación de ganar-ganar con ellos, “donde el proyecto no solo se encierra en esta propiedad, sino también en la comunidad. Es un proyecto que trasciende”, externó.
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