La inseguridad generada por el incremento de la delincuencia está provocando pánico en la población, pues los atracadores operan en todos los sectores de la Capital y en otras localidades del interior, sin respetar la edad, ni clase social.
Hasta para abordar un carro público los ciudadanos albergan el temor de ser presa de los “carteristas”, que están al asecho de sus víctimas.
Ni en su casa la gente parece estar segura y han tenido que ponerle verjas a sus viviendas para protegerse de los asaltantes.
El sábado fue asesinada por ladrones, en su residencia, la señora Ana Estela Diloné, madre del pelotero de Grandes Ligas Miguel Diloné.
“Estoy alarmado y consternado al ver que uno de los que participó en el brutal asesinato de mi madre es una persona que todos conocemos, que vive en el barrio; una persona a la que hemos ayudado, y a su familia”, refiere entristecido Diloné.
María de la Cruz García es una de los tantos ciudadanos que tiene temor de salir de su casa.
“Me da pánico salir a la calle, dudo de todo el mundo, porque tengo una mala experiencia, he sido atracada en varias oportunidades”, relata Yanely Cruz García.
Como nadie es invulnerable para los ladrones, la gente desconfía de todos los desconocidos, sin importar que sean hombres, mujeres o niños.
“Antes de abordar un carro lo primero que hago es mirar a los pasajeros, si lo veo raro, no me monto”, dice Solanyi Martínez, quien ha sido víctima de atracos en múltiples ocasiones.
Hay varios carros que se dedican a atracar pasajeros en diferentes rutas. La mayoría de los casos se producen de 6:00 a 7:00 de la mañana y en horas de la noche.
En la ruta de Los Mameyes hay un carro Toyota Corolla, rojo, sin rótulo que se dedica a atracar pasajeros cuando lo abordan, a estos delincuentes le llueven las querellas, pero han burlado hasta las autoridades, señalan moradores del citado sector.
Anabel Pérez Rosario, una empleada de El Nacional fue atracada el viernes cuando abordó un carro de concho, a las 6:30 de la mañana con destino a su trabajo.
Otro caso similar es el de Willy Quezada, estudiante, quien fue atracado cuando abordó un carro público en la calle Winston Churchill, pero los ladrones no sólo se conformaron con robarle 350 pesos, sino que fue agredido a trompadas, por lo que resultó con moretones en el rostro.
Otros atracadores andan en motocicletas AX 115, que utilizan para el asecho de sus víctimas y en cualquier descuido encañonarlas para robarle prendas, dinero y hasta vehículos.
Parece que a pesar de los millonarios recursos que se han invertido en el Programa de Seguridad Ciudadana y en Barrio Seguro, éstos han sido inefectivos para contrarrestar este flagelo.
Ya los atracos no sólo son frecuentes en Gualey, Guachupita o Capotillo, sino que han copado casi todos los barrios, y ni los sectores exclusivos de la Capital están exentos de los atracadores.
En los últimos días en el ensanche Isabelita, Santo Domingo Este, se ha desatado una ola de robos, por la que casi en todas las casas han tenido que poner verjas, hasta en el supermercado Hiper Uno, irrumpieron los delincuentes hace dos semanas, dejando las cajas de cobro rotas.
En zonas como Boca Chica, Sosúa y Cabarete los casos de robo son alarmantes, y varios extranjeros han perdido la vida a manos de asaltantes.
Los delincuentes pululan por doquier, y la ciudadanía se mantiene indefensa.
Muchas de las personas que van a ejercitarse al parque del Faro a Colón, lo hacen con un palo de madera en la mano o un bate, porque ese lugar se ha convertido en un “nido de delincuentes”, y lo peor, no se ve una patrulla policial vigilando la zona.
Por la noche, la situación es aún más tétrica, toda la calle está a oscuras hasta llegar a los Tres Ojos, lo que facilita las actividades delincuenciales.
La inseguridad también es alarmante en ciudades como San Cristóbal, Santiago, Puerto Plata, Sosúa y Cabarete.
En San Cristóbal los atracadores no respetan ni las autoridades, y el pasado año asaltaron la residencia de la juez del Cuarto Tribunal Colegiado del Distrito Nacional, Claribel Nivar Arias, y además violaron a su doméstica. Posteriormente irrumpieron en la casa de la magistrada Eleana Pérez.
Comentarios