La autoridad que tenga la responsabilidad de decidir sobre una solicitud de explotación de minerales en Loma Miranda debe valorar con mucho cuidado los posibles beneficios y perjuicios de una decisión de tanta trascendencia como esa. Miranda no es únicamente rica en yacimientos minerales de alto interés comercial, sino fundamentalmente un enclave estratégico de recursos acuíferos de gran interés para la producción agropecuaria y el consumo humano. En esa zona nacen numerosos ríos y arroyos de los que se abastecen acueductos y se destina agua para irrigación. Es fuente importante de biodiversidad.
Para calibrar la delicadeza del asunto, bastaría evaluar minuciosamente las advertencias que sobre el caso particular de Loma Miranda ha hecho la Academia de Ciencias, acerca de los pasivos ambientales que pueden devenir de la explotación minera en zonas tan sensibles como esa. No se trata de capricho de grupos ni arranques de nacionalismo trasnochado, sino de poner en la balanza los posibles pasivos ambientales y confrontarlos con los beneficios económicos que esa explotación le dejaría al país. Hay que evaluar si existirían las suficientes garantías de preservación ambiental en caso de que la concesión de explotación sea otorgada. Todavía en estos tiempos resulta muy difícil una explotación de recursos del subsuelo que sea al mismo tiempo amigable con el ambiente.
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