BONAO.-Comerciantes y personalidades de la sociedad civil de este municipio exigieron ayer al presidente de la República, Leonel Fernández, que lo declare en emergencia ante la ola de delincuencia que los azota.
Dijeron que después de las ocho de la noche, "Bonao se convierte en un pueblo fantasma, la gente se recoge y las calles lucen desiertas".
El alcalde Alberto Marte informó que el ayuntamiento entregará recursos para la remodelación del cuartel general de la Policía y que ampliará algunas áreas para darle albergue a los nuevos agentes que llegarán, tras la promesa del jefe de la Policía, mayor general José Armando Polanco Gómez de que enviaría 50 policías para fortalecer el patrullaje.
Sin embargo, tanto el alcalde de aquí como los comerciantes dijeron que después de la visita del Jefe de la Policía a la provincia, nada ha cambiado, la delincuencia ha seguido igual y la gente está sometida a la presión del miedo.
El ciudadano Alberto Marte tiene la impresión de que aquí delincuentes y policías andan de la mano "porque aquí todos nos conocemos y no puede ser que usted denuncie un hecho y la Policía se haga de la vista gorda".
"Lo mejor que puede pasar es que se declare a Bonao en estado de emergencia, aquí la delincuencia es grande y ya la gente tiene miedo de salir a las calles, de noche esa ausencia se nota más", dijo Zenón Abreu, empleado de una tienda. En toda la provincia de Monseñor Nouel hay 119 policías, 30 de ellos están destinado a la seguridad del municipio de Bonao, lo que a juicio de algunos consultados resulta insuficientes.
De estos 119 agentes que están asignados para la provincia, solo 60 trabajan diariamente debido a que cada policía trabaja interdiario.
Los munícipes de aquí aun está a la espera de que el jefe de la Policía cumpla con la promesa de enviar 50 nuevos agentes, equipar la dotación local de chalecos antibalas y nuevos vehículos que reforzarían la vieja flotilla.
La gente de aquí se queja de que el patrullaje es nulo, a pesar de las promesas hechas por Polanco Gómez y que los atracos y muertes continúan.
Aquí la droga se vende a domicilio como si fuera mercancía de colmado y los pleitos entre narcos por el control de los puntos están como pleitos de niños por el control de una pelota o un juego cualquiera.
"A pesar de que la dotación de la Dirección Nacional de Control de Drogas fue cambiada, la cosa no ha mejorado", dijo el comerciante Santo Alcántara.
La también comerciante Soraya Hernández dijo que los comercios nocturnos están casi quebrados "porque la gente tiene mucho temor a los delincuentes".
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