Wilfrido Vargas se encontraba prácticamente retirado de la escena musical, de vez en cuando hacía esporádicas apariciones en televisión, especialmente para entrevistas, y una que otra presentación especial privada, siempre sujeta a sus honorarios y condiciones, pero en cuanto a tocar bailes y hacer recorridos nacionales, eso había sido borrado de su agenda.
Una oportunidad nueva de ver las cosas y analizar bajo otra perspectiva su futuro se le presenta al legendario músico, cuando es llamado por la producción de los premios Casandra, para que protagonice un segmento merenguero, con los cantantes fundadores de su agrupación: y es así, que sin pensarlo dos veces, Wilfrido convoca junto a él, un frente vocal inolvidable, genuinamente representativo de la fulgurante trayectoria de su orquesta: Eddy Herrera, Rubby Pérez, Manuel de Jesús, Sandy Reyes, Víctor Waill, Peter Cruz, Micky Taveras y el hondureño Jorge Gómez, el hombre del divino falsete.
Cuando la música beduina inundó la augusta sala Carlos Piantini, del Teatro Nacional Eduardo Brito, fue mucha la gente que se paró de sus asientos para bailar, solo o acompañado o simplemente acompañar con palmadas, temas de grata recordación como: El Jardinero, El Funcionario, Comején, Sálvame, A Mover la Colita, La Yola, El Baile del Perrito, Esto no lo aguanta nadie, entre muchos otros, que compendian de manera sobresaliente, una de las mejores épocas del buen merengue.
El entusiasmo generado entre el público fue tan grande que se quedaron esperando mas. Otros tantos, y me incluyo, pensaron que ese segmento fue el que debió seleccionar René Brea para cerrar con broche de oro una buena producción difundida por Telemicro.
El caso es que ahora, ante esa gran acogida que se le brindó, y al entusiasmo que generó con sus merengues de la línea beduina, Wilfrido Vargas ha expresado a amigos y allegados, que piensa retornar con su orquesta “al fragor bailable”, siempre dentro de una línea beduina, que mantiene sorprendente vigencia.
Una oportunidad nueva de ver las cosas y analizar bajo otra perspectiva su futuro se le presenta al legendario músico, cuando es llamado por la producción de los premios Casandra, para que protagonice un segmento merenguero, con los cantantes fundadores de su agrupación: y es así, que sin pensarlo dos veces, Wilfrido convoca junto a él, un frente vocal inolvidable, genuinamente representativo de la fulgurante trayectoria de su orquesta: Eddy Herrera, Rubby Pérez, Manuel de Jesús, Sandy Reyes, Víctor Waill, Peter Cruz, Micky Taveras y el hondureño Jorge Gómez, el hombre del divino falsete.
Cuando la música beduina inundó la augusta sala Carlos Piantini, del Teatro Nacional Eduardo Brito, fue mucha la gente que se paró de sus asientos para bailar, solo o acompañado o simplemente acompañar con palmadas, temas de grata recordación como: El Jardinero, El Funcionario, Comején, Sálvame, A Mover la Colita, La Yola, El Baile del Perrito, Esto no lo aguanta nadie, entre muchos otros, que compendian de manera sobresaliente, una de las mejores épocas del buen merengue.
El entusiasmo generado entre el público fue tan grande que se quedaron esperando mas. Otros tantos, y me incluyo, pensaron que ese segmento fue el que debió seleccionar René Brea para cerrar con broche de oro una buena producción difundida por Telemicro.
El caso es que ahora, ante esa gran acogida que se le brindó, y al entusiasmo que generó con sus merengues de la línea beduina, Wilfrido Vargas ha expresado a amigos y allegados, que piensa retornar con su orquesta “al fragor bailable”, siempre dentro de una línea beduina, que mantiene sorprendente vigencia.
Comentarios