¿Qué cosas faltan por hacer en este país? La lista es larga. Es necesario, por ejemplo, reducir los precios de la canasta básica, y para ello se impone auxiliar a los productores de alimentos. Igualmente, hay que ayudar a los transportistas de alimentos, toda vez que los impuestos sobre el galón de gasoil pasaron de RD$6.63 en el 2004, a RD$43.29 en la actualidad.
Debe asumirse como prioridad el déficit habitacional, impulsando un programa de viviendas populares con la participación del sector privado, y eso solo sería posible a través de incentivos fiscales.
Es imperioso reformar nuestro sistema educativo, y como aconsejó recientemente la laureada educadora dominicana residente en EEUU, Laura Peynado Castro, sepultar “la retórica circular del gobierno que dice menos que un merengue sin letra”, y que penosamente ha prevalecido sobre lo que dispone la Ley 66-97. Hay que fortalecer el Poder Judicial, otorgándole el 2.66% del Presupuesto Nacional como lo establece la Ley 194-2004, y que a excepción del 2006, no se ha hecho nunca.
Debe transparentarse la gestión pública, y muy particularmente las compras de bienes y contrataciones de obras, sometiendo judicialmente a los funcionarios que prevaliéndose de sus posiciones se alcen con ventajas económicas. Pero, a decir verdad, no en todo hemos retrocedido en los dos últimos períodos. La deuda pública, por ejemplo, saltó de 89,434 millones en el 2004, a 248,652 millones en el 2011; la nómina pública aumentó en el mismo interregno de 28,131 millones a 78,181 millones, en tanto que de 131 viceministros que teníamos en el 2004, contamos ahora con 325. Es por eso que a Danilo Medina le ha sido y le seguirá siendo difícil vendernos la promesa de que en un cuatrienio presidido por él, hará lo que Leonel Fernández no ha hecho en 12 largos años.
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