La epidemia de cólera que sufre Haití se deja sentir ya con fuerza en la capital, Puerto Príncipe, donde ya son cerca de un centenar los fallecidos y, pese a ello, al igual que en muchos puntos del país, persisten la falta de medios necesarios en la lucha contra esta enfermedad.Sobre todo se echa en falta mayor efectividad en el terreno preventivo, más agilidad en la distribución de agua potable, en la cloración, en el reparto de jabón y en la instalación de puntos de rehidratación, explicó el portavoz de Médicos Sin Fronteras (MSF) Alois Hug."Se ha hecho poco" en este terreno para evitar que la situación se agrave y estas medidas permitirían contener muchos casos de la enfermedad, señala el representante de la organización humanitaria durante un recorrido por el Centro de Tratamiento de Cólera de Sarthe, uno de los más grandes de los 27 que la entidad gestiona en Haití.Este centro, una especie de campamento en el que los enfermos son atendidos en tiendas de campaña y por lo general se recuperan en unos cuatro días, si no hay complicaciones, tiene capacidad para 280 camas de hospitalización y unas 120 plazas de tratamiento ambulatorio, un espacio que, por lo general, tiene ocupado al 80 por ciento. Allí se repone Jobcharles, un joven de 14 años tumbado sobre una cama de madera con un orificio en el centro para facilitar la evacuación.
Esta foto del periodista Miguel Hernández, muestra a este pobre joven (indigente), con varios meses recoriendo las calles de Bonao, sin que las autoridades competente hagan algo al respecto. Este pobre ser humano, tiene más de dos meses “viviendo” donde le coja la noche, esta tarde estuvo paseando frente al cuartel policial de aquí de Bonao, el guardia de servicio lo vió y dijo "Ni palla voa mira", en la misma entrada principal de la dotación policial fue fotografiado por el periodista Hernández . Este indigente desnutrido y falta de cucharas, se baña desnudo y hace sus necesidades fisiológicas a la vista de todo el mundo. La permanencia a la intemperie, harapiento y desnutrido de este pobre loco, se ha convertido en espectáculo para los transeúntes que a diario se desplazan a pie y en vehículos por calles de Bonao. El hombre, con visibles signos de trastornos mentales, tiene su mente en blanco, por lo que las autoridades de Salud Pública tienen que hacer algo para que el es
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