Constituye la última y más burda de las ofensas que los habitantes de un país llevándoselo el mismísimo diablo puede escuchar, precisamente, de boca de su primer mandatario.Así lo hizo saber el presidente de todos los dominicanos, ese es y ese debe ser porque fue elegido por la compra de conciencia que él personalmente auspició, llevó a efecto y logró con todos los cuartos extraídos de los impuestos pagados por los contribuyentes de un pueblo que no recibe ni siquiera lo mínimo en educación, salud y construcciones que valgan un aplauso, porque sin aplausos y sin valor para la mayoría las hay por mucho, suntuosas y sobrevaluadas, aunque sólo por los predios de Santo Domingo.
Nos tienen tan acostumbrados al asombro que uno más no hará daño a unos oídos prestos a escuchar tanta basura a diario salida de cualquiera que cree que con el sentimiento de los hombres se puede jugar, olvidando que un día ahorcarán blancos y sobrará soga para los prietos.
Diez mil será el número exacto de estudiantes que recibirá en su seno la anunciada casa de altos estudios que construirá el gobierno dominicano con los auspicios no se sabe de quién o quiénes, porque en un abrir y cerrar de ojos podríamos despertar ante otro escándalo de corrupción debido a que los fondos utilizados no salieron de fuentes confiables y el costo de la obra ha sido doscientas (200) veces sobrevaluado, con el fin de seguir repartiendo el tesoro lavado, planchado o estrujado que llega sin supervisión alguna y con el contubernio de jerarcas nacidos en esta tierra.
Demás está decir que el número uno de la nación se hace el sordo, ciego y mudo cuando le da su bendita ... y que sólo oye, ve y habla cuando le conviene a él, personalmente, debido a que las burlas que ha vertido por su boca en nombre de la diplomacia, sólo un pueblo ignorante, como él nuestro, puede aguantar.
Razones por demás tiene señor Presidente, usted está seguro que mañana con dos harturas (jarturas), la compra de los medios de comunicación (casi todos), catorce mil ofrecimientos que sabe no va a cumplir, veinticinco mil mentiras de campaña; todo esto aunado a la hipocresía que caracteriza a todo político, usted volverá a ganar, porque el pacto firmado, si es que se firmó, con la oposición, no será cumplido, y este estúpido pueblo (en su gran mayoría), mañana olvidará lo sucedido apenas meses atrás y, por lo tanto, estará castigado a repetir la historia.
No se burle más, Dr. Leonel Fernández Reyna, de la poca materia gris con que cuentan los habitantes de este masacrado pueblo por todos los gobiernos que han tomado como suya la silla de alfileres desde el gobierno de Pedro Santana hasta la fecha, con muy raras excepciones.
Cuidado señor número uno, un día puede amanecer el llano en llamas y entonces sí será demasiado tarde, aunque quisiera aclarar que usted no es el único culpable de toda esta vagabundería que se cierne sobre los hombros de un pueblo jodido por todos los que creen que no nos corre más que agua por las venas, en lugar de sangre, no; la culpa también es mía y de quien está leyendo estas líneas; culpables somos todos por no abrir los ojos y cambiar un sistema sumido en la podredumbre. Por Eugenio A. Taveras P. Asesor Impositivo - Periodista - Instructor INFOTEP Oficina 809-241-4311 Celular 809-249-2655
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