El presidente Leonel Fernández no ganó las elecciones del pasado viernes. Las compró. Y tendrá que pagar un alto precio. Dentro de unos días, cuando termine el circo, vendrán las lamentaciones. Cuando ya no sea necesario subsidiar el arroz, el pan, la gasolina, el pollo, el azúcar y otros alimentos; cuando haya que comprar el galón de gasolina a más de 200 pesos; cuando venga la crisis como tsunami, lloraremos lágrimas de sangre. No hay manera de reponer el daño económico y el daño moral que le hizo el presidente Fernández a este país durante la campaña electoral. No hay manera de reponer el daño que se le hizo a las instituciones, a la justicia, cuya Suprema Corte quedó evidenciada como un organismo irresponsable que puso los intereses personales de algunos jueces por encima de los intereses del país y del sistema judicial. No hay manera de reponer el daño al Congreso Nacional que ha pasado a ser un sello gomígrafo del poder Ejecutivo. No hay manera de reponer el daño producido al sistema de partidos, pues el presidente de la República se planteó como meta destruir a la oposición, a tal grado que el Partido Reformista perdió hasta sus estatus jurídico al sacar menos del 5 por ciento de los votos emitidos en las elecciones. Y lo hizo a base de dinero comprando a sus principales dirigentes y militantes. El presidente destruyó al Partido Reformista, el partido fundado por el doctor Balaguer, el hombre que le regaló el poder. El daño moral que ha producido a los medios de comunicación y a los periodistas que se convirtieron en bocinas, no tiene cura en muchos años. El presidente Fernández no ganó las elecciones, las compró. Y la compró ante los ojos de todos. Nunca antes el proceso electoral había sido tan viciado, tan corrompido, tan sucio ni tan perverso. Entre subsidios y compra de dirigentes y militantes opositores el presidente debió gastar más de cien mil millones de pesos del presupuesto nacional, algo sin precedentes. Por eso digo que el presidente no ganó las elecciones del viernes, las compró. Y para validar esa acción estaba la Junta Central Electoral que no tenía más alternativa que legitimar su “triunfo”, porque no está en sus manos hacer más que lo que hizo. Y creo que lo hizo bien dentro del marco de sus posibilidades legales. Adoptó medidas que impidieron que la compra fuera más bochornosa de lo que fue. Advierto que ahora el presidente Fernández intentará modificar la Constitución para quitar el “nunca jamás” después de dos períodos consecutivos, como ya lo anunció durante una entrevista. El vuelve y vuelve en el 2012, no se hará esperar. A pesar de “perder” las elecciones el PRD salió fortalecido pues se consolida como la principal fuerza opositora. El presidente Fernández intentará también debilitar o destruir al PRD para poder concretar sus planes continuistas, pero no le será tan fácil. El PRD tiene que abocarse a una discusión interna seria, pues dije muchas veces, y lo repito, que la campaña del PRD estuvo mal diseñada y mal dirigida. Pero nadie les hizo caso a los que pensábamos de ese modo. Al contrario, nos marginaron. Durante meses el candidato presidencial parecía no tener partido. El PRD estuvo en el sótano. El repunte de Miguel Vargas se produce cuando aparece en escena Hipólito Mejía, cuando se aplica la línea de masas y las bases se movilizan. Pero la medicina llegó tarde. Ahora, ¿qué queda? Que el PRD se recomponga, que esa dirección, que probó su incapacidad por segunda vez en un proceso electoral, se aboque también a un proceso crítico serio tan pronto pase la resaca de las elecciones. La mediocridad y el sectarismo no pueden dirigir al PRD. El pueblo dominicano tiene ahora, como instrumento de lucha fundamental, al PRD. El PRD necesita una política de alianza más conceptual, más programática con las demás fuerzas progresistas y revolucionarias; con las organizaciones sindicales y de la sociedad civil. En definitiva, el PRD tiene que prepararse para el futuro inmediato si de verdad quiere seguir siendo “el partido de la esperanza nacional”. El presidente Fernández se ha mostrado en cueros, no oculta sus intenciones de seguir indefinidamente en el poder. Políticamente está entre Trujillo y Balaguer. Y todos sabemos lo que eso significa. Esa etapa dictatorial el pueblo dominicano la vivió y la sufrió en carne propia. De nuevo tendrá que enfrentarla al costo que sea necesario. (En lo personal no me siento derrotado. Estoy en paz conmigo mismo. Hice lo que tenía que hacer. Y para mi el deber cumplido es lo más importante.
Esta foto del periodista Miguel Hernández, muestra a este pobre joven (indigente), con varios meses recoriendo las calles de Bonao, sin que las autoridades competente hagan algo al respecto. Este pobre ser humano, tiene más de dos meses “viviendo” donde le coja la noche, esta tarde estuvo paseando frente al cuartel policial de aquí de Bonao, el guardia de servicio lo vió y dijo "Ni palla voa mira", en la misma entrada principal de la dotación policial fue fotografiado por el periodista Hernández . Este indigente desnutrido y falta de cucharas, se baña desnudo y hace sus necesidades fisiológicas a la vista de todo el mundo. La permanencia a la intemperie, harapiento y desnutrido de este pobre loco, se ha convertido en espectáculo para los transeúntes que a diario se desplazan a pie y en vehículos por calles de Bonao. El hombre, con visibles signos de trastornos mentales, tiene su mente en blanco, por lo que las autoridades de Salud Pública tienen que hacer algo para que el es
Comentarios