Centenares de exiliados cubanos se lanzaron a las calles de Miami al enterarse de la muerte de Fidel Castro. Uno de los puntos de celebración fue el restaurante La Carreta en Bird Road y la Avenida 87 del SW.
Desde Hialeah hasta La Pequeña Habana y Westchester, centenares de cubanos salieron la madrugada del sábado a las calles de Miami a festejar la muerte de Fidel Castro. En la Pequeña Habana, la Policía de Miami cerró las calles cercanas al Restaurante Versailles, en la Calle Ocho, donde cientos de personas con cacerolas y tambores gritaban: “Libertad para Cuba” y "Raúl tirano, vete con tu hermano".
El alcalde de Miami, Tomás Regalado, dijo que “espero que nuestros hermanos latinoamericanos y del resto del mundo entiendan que los cubanos tenemos el derecho de celebrar este día. Que no se critique a los cubanos por celebrar y entiendan lo que esto significa”.
“No estamos celebrando la muerte de un ser humano, estamos celebrando la muerte de un dictador que hizo mucho daño al pueblo de Cuba”, enfatizó Regalado que salió de cuba siendo niño, sin sus padres, mediante la llamada “Operación Pedro Pan”.
Regalado declaró en La Pequeña Habana, en las afueras del popular restaurante Versailles, en la Calle Ocho.
Carlos López, de 40 años, trajo a su hija Tiffany de 12 años para mirar las celebraciones en el Versailles. “No estamos celebrando la muerte de un hombre sino la muerte de una ideología. Estamos celebrando este pedacito de libertad que hoy hemos recuperado”
Los autos que circulaban por las calles de La Pequeña Habana hacían sonar sus bocinas y sus ocupantes ondeaban banderas de Cuba en son de celebración.
Yolanda Medina, de 87 años y su hija con el mismo nombre, de 58, acudieron a la manifestación frente al Versailles.
La hija vio las noticias y rápido despertó a su madre para irse a celebrar. Se exiliaron en 1961, luego de que la familia, que inicialmente apoyó a Fidel Castro y su revolución, entendiera que en su país se imponía un gobierno socialista.
“Nos engañó a todos y después nos quitó todo”, dijo Yolanda, la madre, cuyo esposo era dueño de una tienda de ropas. “La pasamos bastante mal y mira lo que le hizo a nuestro país. Por eso nunca hemos vuelto”.
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