Raymond Pozo, lavaba autos, limpiaba zapatos y era ayudante de sastrería
Viene de una familia numerosa. Sus padres, Pedro y Cristina (ya fallecidos) se esmeraron por darles a sus diez hijos todo lo que humanamente se le puede dar a unos vástagos que llegaron a sus vidas en un momento en que la pobreza lo arropaba.
La cara que podría tener la “pobreza”, Raymond Pozo la conoce muy bien. Vivió con ella durante su niñez, adolescencia y parte de su juventud. Pero solo el amor y la crianza en valores que recibió de sus padres lo hicieron convertir todas esas vicisitudes en fuente de humor, para hoy convertirse en uno de los humoristas más importantes que tiene la República Dominicana.
Dormían 10 durmiendo en una cama
“Mis padres quisieron darnos todo, pero éramos demasiado. Recuerdo que para inscribir a sus hijos a la escuela ellos lo hacían por etapas, a mí me tocó entrar en la tercera, ya grande”, cuenta Raymond quien hoy día relata con mucho orgullo la historia de todas esas precariedades en la que vivió. Un recuerdo que lo hace humedecer sus ojos es cuando habla de aquel día que se paró a esperar la basura que traía el río con la esperanza de encontrar unos zapatos, pero ese día el río solo trajo uno y a Pozo no le quedó más remedio que arropar su pie y decir que se lo había lastimado para esconder su falta de un par de zapatos.
Ya más holgado y sin tener que dormir como “espaguetis” como lo hacía con sus nueves hermanos en su niñez, Pozo dice con orgullo que se ha dedicado a darle una buena educación a sus tres hijos. “Teníamos dos cama, una para mamá y papá y otra para los diez muchachos, ahí todos soñábamos lo mismo y no había espacio ni para saber cuál de todos era que él se hacía pipi en la cama”, cuenta.
Consiguió un empleo: lavador de autos
Se convirtió en sastre, logró tener un taller con varios empleados, pero la llegada de la moda del jean hizo que la profesión de sastre cayera y tuvo que volver donde Fiallo esta vez para pedir trabajo de lava carros.
Con la idea fija de superarse y darle a los hijos que tendría (hoy tres) Pozo buscó una manera de progresar y en 1989 llegó donde René Fiallo para que le diera la oportunidad de participar en un festival humorístico que este organizaba. Allí empató con el segundo lugar y aun así siguió buscando una forma de cómo zafársele a la pobreza.
Pero estando en el trabajo Raymond Pozo agarraba su horario de comida para irse como público a los programas Show del mediodía y Caribe Show. De público paso a ser parte de esos programas y luego de andar por más de cinco mostrando su talento llegó por fin el que la gente lo conociera con el personaje de “El hermano Tazo”, un personaje identificado por hacer trabalenguas, Contando su historia de una forma en donde por momento el humor de va de su rostro, el humorista y actor recuerda a todas aquellas personas que le tendieron la mano como es el caso de Luis Crucier un colega que se lo llevaba para su casa a comer porque este no tenía ni para eso. También rememora las noches en que dormía en los camerinos del canal 4, por no tener pasajes suficientes para irse a San Cristóbal donde vivía.
Pozo quien obtuvo 50 pesos por su primer trabajo llama a todos los que buscan una oportunidad a desprenderse del deseo de ganar fama y dinero y solo pensar en prepararse para hacer un buen trabajo. Sencillo y muy agradecido con Dios el hoy artista le da gracias a Dios por haber encontrado en su camino a Miguel Céspedes un hombre que supo llevarlo a su casa y darle de su ropa para que este se presentara en los programas de televisión.
El junte de Raymond Pozo y Miguel Céspedes ocurrió por accidente. En 1994, estando el primero en el cuadro de comedida del canal 4 y el segundo en Telemicro, ambos canales tenía shows de humor en las noches. Ellos se inventaron una competencia para llamar la atención del público y los directores de ambos grupos ponían a Pozo a cerrar con el na comedia en el 4 y a Miguel lo mismo, pero en el cinco.
Ellos se dieron cuenta de que los estaban usando para el cierre, se juntaron, se creyeron que eran los mejores porque los ponía a cerrar y decidieron formar el grupo Explosión y desde 1996 no se han separado nunca.
Según Raymond Pozo, ese matrimonio ha permanecido por tanto tiempo, porque han separado el dinero y la fama de la amistad. Tampoco existe el ego ni la avaricia entre ellos y no administran dinero, porque se puede ser amigo lejos del dinero y la fama.
“Lo que pasa entre nosotros es que no tenemos el negocio más aventajado que puede haber, que no hay negocio. Las cosas que causan problemas y división es donde hay negocio. Nosotros no somos negociantes, ni somos administradores, ni tenemos que ver con dinero ni fama. Nosotros tenemos una visión y es porque creemos en una convicción que Dios puso en nosotros, de poder encontrarnos y poder ser ejemplo para la sociedad y la nueva generación”, dijo Pozo.
Las ganancias las guardan
La repartición de las ganancias es la siguiente. Si Miguel quiere pagar su casa, se van de gira a Nueva York y si Raymond quiere comprarse un carro hacen lo mismo. El dinero que ganan lo depositan en el banco para cuando alguno de los dos tenga una necesidad. Se mantienen del salario que ganan en Telemicro y además de las marcas de empresas que les pagan por ser talentos de estas.
“Si no existe ninguna necesidad de ninguno de los dos el dinero se queda guardado. No tenemos salarios de lo que ganamos en nuestros shows”, expresó.
Su vida humorística se remonta quizá a la década de los 70, cuando hacías chistes en las escuela o en los grupos de amigos, pero no con las pretensiones de algún día llegar a ser un humorista de fama, aunque tenía sus aspiraciones, pero lo veía más como un sueño. “El humor nace con uno, porque yo siempre fui el cómico de la familia y de la escuela”
Al pasar el tiempo y ya siendo un jovencito, se atrevió a participar del Festival de la parodia y el humor, bajo la producción de René Fiallo, en 1989, donde no ganó ninguno de los peldaños favoritos, que eran primero y segundo lugar.
Sus personas favoritas
Entre estos no se puede quedar Juan Ramón Gómez, Díaz, quien han trabajado por muchos años. Sin embargo, René Fiallo tuvo la visión de creer en él, lo alentó y le dijo en los camerinos: “Súper, no te preocupes, que yo te voy a ayudar”. Esas palabras le dieron el ánimo más importante a Pozo, quien se fue a su casa como si hubiese ganada el primero lugar.
Charlie, un señor que trabaja en el Rencart de Fiallo, lo llevó a Sección 2 de Telenantillas, donde Juan Carlos Pichardo y Ramón Matos, quienes les dieron la oportunidad de hacer un personaje en el programa. Su participación allí, en 1990, no fue exitosa.
Luego se iba a caribe Show como público, todos los días, hasta que logró que el humorista Luis Crucier, director del cuadro de comedias de ese programa, le diera la oportunidad de participar en una comedia. Luego de eso, Félix Peña y Rafael Alduey le dieron el empujón que necesitaba. En caribe Show ganaba 1,200 pesos mensual.
Sobre los trabalenguas, dice que lo tomó de aquella famosa “guagüita anunciadora” que se iba a los pueblos y campos a vender productos medicinales y le quedó bastante bien.
En el cine
Su primera participación fue de la mano de Ángel Muñiz, en la película Perico Ripia, con la cual entraron a esta parte del arte, logrando buena aceptación y luego vinieron las demás ofertas.
Se definen como de los actores más taquilleros del cine dominicano, lo que ha quedad demostrado en las películas Lotomán y Tubérculo Gourmet. Ahora tienen Tubérculo Presidente, de la cual son socios, como de la anterior a esta.
En la política
Raymond Pozo expresó que todos los partidos políticos mayoritarios les han ofrecido cargos políticos y esto se intensificó mucho más cuando fueron de visita donde el presidente Danilo Medina, uno para agradecerle que le hizo las calles de su comunidad y otro a pedir que haga la de su pueblo. A partir de ahí los políticos pensaron que se trataba de otra cosa. Ha hecho 9 películas, más dos que vienen en camino
“El presidente nos preguntó que qué queríamos, nosotros les dijimos que Miguel vino a agradecerle le había hecho la carretera de su pueblo y yo a pedirle la de Jamey, el mío. No la ha hecho, pero aún es presidente y confío en que la hará”, dijo Raymond
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