Al dictador le encantaba que le tumbaran polvo y que le llamaran "Generalisimo"
El dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina pagaba altas sumas de dinero a compositores y escritores para crear merengue y obras literarias que elevaran su ego, a través de loas y adulaciones desenfrenadas.
También esas expresiones artísticas se usaron como mecanismo de ideologización en favor de su régimen.
La revelación se encuentra en el avance de investigación que desarrolla para un libro el musicólogo Darío Tejeda, para el Archivo General de la Nación y que que fue presentado en el marco de la II Feria del Libro de Historia, el sábado.
Tejeda dice que Trujillo validó el merengue, auspició bandas de música, contribuyó a crear medios radiales y televisivos, dotó las provincias de bandas de música como nunca antes, logró que figuras de categoría internacional interpretaran el ritmo, apoyó grabaciones, pagaba hasta 10 y 15 mil dólares a quienes le componían merengues en su honor (en un listado que abarca más de 200 piezas, muchas de ellas con considerable estructura profesional (como es el caso de Salve San Cristóbal).
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