La falta de supervisión de los adultos, el exceso de confianza y el descuido provocan que cientos de niños sean abusados sexualmente por personas degeneradas que les roban su inocencia y sus sueños. En la mayoría de los casos, los verdugos de esos niños son familiares, un vecino cercano o un amigo de la familia.
Los abusadores de menores no miden límites ni consecuencias a la hora de cometer sus fechorías.
¿Hasta cuándo soportará el país esa situación?, es la pregunta cargada de impotencia que se hace una sociedad temerosa y cansada de abusos que, en la mayoría de los casos, se pierden en la impunidad.
Que cientos de niños sean víctimas sexuales de adultos irresponsables, es un hecho que merece la atención inmediata de las autoridades, con acciones concretas que conduzcan a revertir esa cruel realidad.
La mayoría de los infantes ultrajados, víctimas de la irresponsabilidad de sus padres y tutores y de la maldad de sus abusadores de menores, no pasan de los siete años de edad.
Siquiatras, psicólogos infantiles, trabajadores de la conducta, han llamado en reiteradas ocasiones la atención del país sobre la gravedad de la situación.
Esos especialistas la conocen perfectamente, desde las razones hasta las posibles soluciones.
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