La Iglesia Católica considera, que el patrullaje de agentes militares en las calles, esquinas y otros lugares previniendo el delito y la delincuencia dan más seguridad a las gentes, aunque quizás a algunos turistas esta escena no les agrade.
Expresan la apreciación, en el editorial del semanario Camino, ya que algo había que hacer para impedir que los delincuentes sigan poniendo a las autoridades, y a la población de rodillas a merced de sus diabólicas bellaquerías.
Los religiosos indican que el problema de la inseguridad ciudadana que padecemos tiene varias causas.
Afirman, “debemos mirar más allá del horizonte. Algunos pensarán que en la militarización de las calles está la solución de este fenómeno que nos tiene atemorizados”.
Entienden, que esta acción tomada por las autoridades será transitoria, hasta que las aguas del sosiego y la seguridad vuelvan a su nivel. Porque, recordemos que la fiebre no está en la sábana.
Recuerdan que, “no se debe olvidar que aquí han echado raíces profundas la impunidad y la complicidad con los que han violado la ley, y si son personas influyentes pocas veces son condenadas”.
Critica, que miles de jóvenes deambulan sin rumbo en la vida al ver todos los caminos cerrados de un desarrollo integral que les permita ser útiles. Dijo que el desempleo arruina la existencia de tantos dominicanos.
Enrostra, que hay políticos que las fortunas que exhiben no resisten la menor evaluación seria y honesta, y que su mal ejemplo fomenta en algunos las acciones delictivas al creer que aquí se puede actuar al margen de la ley y no pasa nada.
Aconseja, que para que el Programa Vivir Tranquilo sea efectivo debe ser integral, de lo contrario corremos el riesgo de estar en presencia de una olla de presión que en cualquier momento puede provocar un desastre.
Los católicos llaman a que, “aportemos, cada uno desde el espacio donde nos encontremos, para edificar una sociedad dominicana basada en la justicia social, sin exclusiones, en donde sepultemos para siempre las causas que generan estos vientos tormentosos que arrasan con la tranquilidad que soñamos y de la cual tenemos derecho a disfrutar”.
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