El frío se convirtió en nueva amenaza para los damnificados de Sandy y la falta de gasolina provoca zozobra entre los neoyorquinos, alentados de todas maneras por la vuelta de la electricidad al sur de Manhattan y el restablecimiento en un 80% del servicio de metro.
A cinco días del paso devastador del huracán Sandy, 194.000 residencias de Nueva York aún no tienen electricidad, cuando el frío aprieta en este otoño boreal, informó ayer su alcalde, Michael Bloomberg.
La temperatura oscilará entre los 4 y los 0 grados en los próximos días y se convertirá, según Bloomberg, en el principal peligro para los damnificados que habitan residencias sin electricidad o no tienen gasolina para alimentar sus generadores.
Instó a los ancianos, a los padres con niños menores de un año y a los que sufren del corazón u otras enfermedades, que se encuentren en esa situación, a ir a los refugios, donde tendrán techo y comida y podrán protegerse del frío. También advirtió que no se calefaccionen con los hornos de gas por el riesgo de intoxicación.
La situación más desesperante se vive en barrios de Staten Island, donde Sandy dejó 22 muertos de los 42 fallecimientos ocurridos en la ciudad, Rockaways en el sur de Brooklyn y Coney Island en Nueva York, y en Hoboken y la costa de Nueva Jersey, donde la gente sigue sin energía eléctrica, con sus enseres arruinados por la inundación y sus casas dañadas o lisa y llanamente destruidas.
Bloomberg dijo que se seguirán repartiendo un millón de comidas por día a los damnificados.
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