
SANTIAGO. La juventud de esta ciudad que asistió el sábado a la Gran Arena del Cibao disfrutó de una noche que pasará positivamente a la historia del mundo del espectáculo. ¿El responsable?: Daddy Yankee, quien desparramó pura adrenalina por todo el escenario, haciendo que las más de ocho mil personas congregadas en el lugar lo disfrutaran hasta el frenesí.
Artísticamente fue una noche para la historia, en la que Ramón Luis Ayala Rodríguez (Daddy Yankee) constató, desde que apareció por vez primera en la gigantesca tarima, que el público merecía un show memorable, no sólo por la cantidad que sobrepasó la capacidad del aforo, sino por el entusiasmo que mostraba. El artista, nacido hace 34 años en Río Piedras, Puerto Rico y quien revolucionó el género musical conocido como reguetón, no escatimó el más mínimo esfuerzo por corresponder como se merecía el público y, prácticamente sin descansar, interpretó 24 temas de los que él llamó “clásicos” de sus producciones y apenas una del álbum “Prestige” que está a punto de terminar, titulada “Ven conmigo”. Sólo en tres ocasiones consumió breves minutos para dirigirse al público y siempre fue para agradecer a los dominicanos el respaldo que le han brindado en su carrera. Desde hace algunos años mantiene una fundación en el paupérrimo barrio capitaleño de El Tamarindo, por vía de la cual ayuda a los niños de allí. En obvia alusión a esa obra benéfica, Daddy Yankee prometió al público que seguirá ayudando “por el resto de mi vida”.
Su actuación del sábado, la segunda en tres años que realiza en ese escenario, fue organizada por la empresa Fire Entertaiment y respaldada económicamente por la empresa cervecera Ambev Dominicana, a nombre de su marca Brahma Light. Llenó todas las expectativas creadas, tanto en la calidad del sonido, como la escenografía, las luces y las pirotecnias que se utilizaron. Daddy Yankee apareció en escena justamente a las 11:00 de la noche y concluyó la presentación hora y media después. En ese interregno el público lo acompañó coreando canciones como “Descontrol”, “Poce”, “Qué tengo que hacer”, “Antes que te vayas”, “De calle”, “Quieres mambo” y “Nuestro amor se acabó”. Y, mientras más disfrutaba el público de la presentación, el popular reggaetonero se esmeraba en recrear sus éxitos y fue así como siguió como “Mayor que yo”, “La señal”, “Bailando”, “Danza tu duro”, “Rompe” y, permitiendo que el cuerpo de bailarines que lo acompañó se luciera en el escenario, interpretó “Me quedo”, “Lo que pasó, pasó”, “Ven conmigo” y “Solita”. El reloj marcaba las 12:20 de la madrugada y en ese momento la adrenalina del público estaba en la cúspide. Daddy Yankee terminó de hacer explosionar la concurrencia al interpretar “La gasolina”, tema que lo catapultó a la fama internacional. A seguidas cantó “Hasta abajo soy yo”, “El desafío y “Ella me levantó”, con la que se despidió.
A pesar de que el público estaba congregado en el lugar desde las primeras horas de la noche, pidió a coro que volviera al escenario con sus músicos, a lo que él accedió cantando “El ritmo no perdona”. Fue entonces cuando, en contra de su voluntad, los congregados aceptaron que el espectáculo había terminado.
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