
BONAO.- El Distrito Municipal de Arroyo Toro, incrustado en una zona apartada de esta provincia, reclama que el gobierno vaya en su auxilio y le construya el puente que los une con la comunidad de Pedregal y el municipio principal, destruido por la tormenta Olga en el año 2008. Para tener comunicación “con la civilización”, los lugareños han improvisado un puente sobre el río Yuna, fabricado de palos viejos, bambú y una planchuela de goma, sujetado con un “yinyac” de varios árboles.
Ese invento ha evitado que la comunidad, que cuenta con cerca de dos mil habitantes, se mantenga alejada de la ciudad de Bonao, donde están el hospital, el mercado y sus trabajos.
Por el improvisado puente, de unos 120 pie de longitud, pasan diario entre 800 y 1000 personas, que tienen que hacer malabares para llegar de un lado a otro. Las quejas se manifiestan a granel, mientras que las autoridades de la provincia y el gobierno central se hacen los de la vista gorda.
El peligro es latente y la gente no tiene otra alternativa que utilizar el mal llamado puente, si se tiene en cuenta que varias personas se han ahogado, mujeres han parido allí mismo y otros han desaparecido intentando cruzar sobre las aguas del Yuna.
Cuando el río baja hondo, la comunidad queda acorralada, ya que las aguas destruyen los palos del “puente”, que tiene que volver a ser reparado. En tanto que por la comunidad Los Arroces hay otro pase improvisado que también, cuando llueve mucho, las corrientes destruyen.
La gente tiene que pasar el puente haciendo equilibrio para ir a sus trabajos, el mercado o al hospital y, además, debe pagar diez pesos por día para poder utilizarlo. A pesar de eso, los habitantes de Arroyo Toro están conformes, porque antes debían transitar por el medio del afluente y si tenían motores, cargarlo sobre los hombros.
El puente es una obra que la comunidad pide a gritos y el gobierno debe construirlo lo antes posible, para evitar que suceda una tragedia de gran magnitud.
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