
En Santiago, apenas unos minutos después de que el topógrafo Luis Urzúa, el último minero atrapado, saliera de las profundidades de la mina, cientos de chilenos empezaron a llegar a la céntrica Plaza Italia, a la que suelen acudir los santiaguinos para celebrar los triunfos deportivos.
Bajo una lluvia de confeti y con bocinazos de fondo, los chilenos saltaban y gritaban agitando la bandera nacional y entonando el ya famoso "ceachei" para celebrar el triunfo.
"Mineros supersónicos" o "Fuerza mineros" eran algunos de los mensajes que podían leerse en las decenas de pancartas que se desplegaron.
Las celebraciones se siguieron en diferentes ciudades a lo largo del país, entre las que se cuentan Linares, Punta Arenas, Talca, La Serena y Osorno, entre otras.
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