A la estructura sólo la sustentan los pilotillos de aceros, que desarropados y torcidos, avisan y se quejan de que ya no pueden más con el puente. Y es que el puente cumplió su vida útil, como lo demuestra su progresivo deterioro, su estrechez para la demanda vehicular del día a día, y los más de 50 años transcurridos desde su construcción.
Las imágenes de las bases del puente asustan, sobre todo por el caudal del río que tiende a aumentar en volumen y fuerza durante la temporada ciclónica, lo que nos hace pensar en la posibilidad, de que en un momento, la carcomida base no resista la embestida de una corriente de agua, o sencillamente el peso de los años y su actual deterioro.
Pero esto parece no importar al ministro de Obras Públicas, Víctor Díaz Rúa, quien no cumplió con la orden de evaluar las condiciones de la estructura, y así determinar si procedía la reconstrucción o construcción de este importante puente.
No queremos vivir el traumático episodio del probable derrumbe de este puente y sus desagradables secuelas, por lo que apelamos al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones para que lo antes posible, intervenga el puente y al menos prolongue su vida y evite su colapso definitivo. Señor ministro ¡repárelo que se va a caer!
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