La artista plástica dominicana, Griselda de la Rosa, trabaja su exposición “Naturaleza Muerta”, con esta muestra pictórica, seleccionadas el amplio espectro visual en el cual ha evolucionado su proceso creativo en los últimos años. Griselda estudió en Bonao, con el maestro Lan, inició su trabajo plástico reflejando en sus lienzos el color del caribe.
Por ese tránsito de exitosa trascendencia y gusto popular, llenaron su impronta y su vocación de reproductor costumbrista hasta que su espíritu de búsqueda le incitó a recorrer y abordar otras formas de explayar su sentimiento de expresar la belleza que en su interior.
Esta joven artista nos explica fu forma de pintar y el uso de los colores, reflejando el misterio que nos produce la profundidad del mar, el cromatismo que nos caracteriza haciéndose en este nuevo proceso de un amplio catálogo de técnicas y símbolos que pone al servicio de sus piezas.
Por ese tránsito de exitosa trascendencia y gusto popular, llenaron su impronta y su vocación de reproductor costumbrista hasta que su espíritu de búsqueda le incitó a recorrer y abordar otras formas de explayar su sentimiento de expresar la belleza que en su interior.
Esta joven artista nos explica fu forma de pintar y el uso de los colores, reflejando el misterio que nos produce la profundidad del mar, el cromatismo que nos caracteriza haciéndose en este nuevo proceso de un amplio catálogo de técnicas y símbolos que pone al servicio de sus piezas.

En sus obras la libertad creadora se hace presente en cada área de sus lienzos, degradaciones, difuminadas, estos efectos y otros que utiliza como el manchado y las imágenes que caminan junto al lienzo, enriquecidas con figuras de siluetas en el discurrir de nuestro tránsito por este mundo globalizado y vertiginosamente cambiante.
La pintora en su fluir como creadora, de ahí que el uso del antifaz y las máscaras aporte el poder simbólico de lo misterioso y escondido, cuyo uso nos incita a la realización de hechos y travesuras imposibles de realizarlas sin esos escudos de simulación; llegando muchas veces a convertir esas fiestas de aspectos trágicos, del disfrute sano o de zona de traición y de nostalgia.
Esos aspectos señalados, lo percibimos en sus obras como “profundidad de ensueños, caracol dormido” y “triste noche de luna”, que se identifican con el acometimiento plástico de Griselda, que también son receptáculos para dar rienda suelta al febril proceso de realización de las mismas.
Aunque esta artista comenzó muy niña, se ha caracterizado por una madurez, donde se ve el dominio del color al momento de realizar sus obras, que al mirar se observan mariposas que aletean en busca de libertad.
Ya se prepara para llevar sus obras a Puerto Rico, donde diferentes Galerías, muestran al publico Boricua, su mundo marino.
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