Se vieron casos de compra de cédulas y de votos a cargo de militantes peledeístas y perredeístas, especialmente de los primeros, que disponían de mayores recursos.
En el Palacio Municipal de Cotuí, donde funcionaban cuatro colegios electorales, un hombre que andaba con una manilla de dinero fue visto entregando RD$400 a una mujer.
Las estaciones de combustibles hicieron su agosto, pues políticos abastecieron de gasolina de manera gratuita a gran cantidad de motocicletas.
Los chiriperos aprovecharon la ocasión para vender sus productos. En el Club 5 de Octubre, de Cotuí, dos niños vendían huevos salcochados y un hombre vendía salchichas.
La mayor cantidad de votantes acudió por la mañana. Algunos fueron llamados para que acudieran al centro de votación cuando no hubiera fila.
Después de ejercer el voto, sobre todo, en los recintos ubicados en los barrios, se quedaban comentando en la calle, muchos de tomando cerveza o ron.
Reporteros de HOY recorrieron el Liceo Francisco Henríquez y Carvajal, El Club 5 de Octubre, Palacio Municipal y Escuela Juan Sánhez Ramírez, entre otros, donde había buena relación entre los delegados de los distintos partidos.
Dinero a granel. En La Vega, 280,656 electores elegían un senador, ocho diputados, cuatro alcaldes, cuatro vicealcaldes, 42 regidores y siete directores.
En Monseñor Nouel, 123,560 votantes escogen un senador, tres diputados, tres alcaldes, tres vicealcaldes, 23 regidores y siete directores.
Mientras en Sánchez Ramírez, 111,357 electores eligen un senador, tres diputados, cuatro alcaldes, 26 regidores y ocho directores.
En La Vega se observó mayor cantidad de electores en los recintos situados en los sectores populares. En la Escuela San Martín de Porres, el flujo de electores era masivo por la mañana y algunas personas eran enseñadas a votar. Se pudo apreciar que electores recibían dinero luego de ejercer el sufragio. Frente al Colegio Don Luis Despradel, una señora pedía que le dieran RD$300 por su voto.
En Sabana del Puerto, de Villa Altagracia, frente a dos escuelas había un mar humano en la calle. “Me dieron dinero para repartirlo entre mi gente”, voceó uno, quien repartía 50, 100 y 200.
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