Una menor afluencia de personas se observó en Blanco, pero al mismo también asistió una gran cantidad de personas de las que gustan de nadar en charcos y que prefieren la cercanía de ese lugar para vacacionar.
En el Camellón se observó a varios autobuses llegando desde otros pueblos, repletos de vacacionistas. En ese lugar la gente compartía en familia, jugando dominó, damas, parché y nadando en el río.
Algunos de los asistentes a ese balneario se quejaron de los altos precios de los alimentos cocinados que se venden allí, sobre todo del servicio que incluye pescados fritos con "tostones" y arroz con coco.
En Los Quemados se pudo apreciar mayor concentración de personas en ese balneario. Cientos de vehículos estaban ubicados dentro del área de acceso al río y a lo largo de toda la carretera que conduce a los municipios de Maimón y Yuboa.
Al igual que en Masipedro, los bañistas se quejaban de los altos precios de los alimentos cocinados que en ese lugar se vendían. Señalaron que el precio de los pescados incluidos en el servicio era muy caro, alegando que a ellos les estaban dando el trato de un turista extranjero.
En el balneario Fula era notoria la presencia de familias de clase media que se trasladaron desde el interior del país a vacacionar para Bonao. Aquí los precios de los alimentos cocinados tenían menor valor, dada la cercanía con Bonao, y debido a menor demanda por parte de los visitantes, puesto que la gran mayoría llevaba sus alimentos cocinados en sus casas.
En cada uno de los balnearios se encontraban parte del personal de la Defensa Civil, de la Cruz Roja y de la Autoridad Metropilitana del Transporte (AMET), quienes se ocupaban de mantener el cuidado de los vacacionistas y el orden en esos lugares.
Comentarios