TESTIGO...
En los Estados Unidos, específicamente en Nueva York, convergen dos empresarios artísticos dominicanos que han sustentado al artista criollo en esa y otras plazas de la Unión Americana.
La bachata y el merengue han encontrado en Félix Cabrera y Vidal Cedeño a dos defensores de los cultores de ambos géneros.
El trato y la deferencia que ambos han tenido para el artista dominicano ha servido de soporte para el crecimiento de figuras nóveles que con el paso del tiempo se han convertido en fenómenos de popularidad.
Por qué escribimos esto. Porque los celos profesionales de gente que sufre el éxito ajeno ha tocado tanto a Cabrera como a Cedeño en determinados momentos de sus carreras.
Ayer fue a Cedeño, hoy es a Cabrera.
Y lo peor es que los dueños de esos ataques son dominicanos que en vez de sumar, buscan la manera de dividir y en pos de eso, destilan veneno, lanzan todo tipo de improperios y juzgan por su condición.
Como dominicanos debemos apoyar a quienes apoyan al talento nuestro, sobre todo cuando lo hacen fuera de nuestras fronteras.
Por eso desde aquí apoyamos el trabajo que desde hace años desarrollan en beneficio del arte dominicano, en los Estados Unidos, los empresarios Vidal Cedeño y Félix Cabrera.
Otros
Quizás no en la proporción que lo hacen Vidal Cedeño y Félix Cabrera, hay otros buenos dominicanos involucrados en el negocio del espectáculo en los Estados Unidos.
Y en ese sentido debemos mencionar a Roberto Almonte, un empresario que cuando nadie creía en la bachata y el merengue típico se
echó sobre sus hombros a figuras de la música de amargue.
Almonte fue un propulsor de ambos géneros en los Estados Unidos cuando otros desdeñaban ambos ritmos.
Este se inició con José Tejeda que fue el responsable de celebrar los más grandes eventos de merengue en el Madison Square Garden.
Cuando Tejeda se retiró Almonte se quedó en el negocio, pero con una visión futurista de lo que podía suceder con la bachata y el típico.
Es así como las más importantes figuras de ambos géneros comienzan a viajar a esa importante plaza. Los hechos hay que escribirlos para que no mueran con el tiempo.
La bachata y el merengue han encontrado en Félix Cabrera y Vidal Cedeño a dos defensores de los cultores de ambos géneros.
El trato y la deferencia que ambos han tenido para el artista dominicano ha servido de soporte para el crecimiento de figuras nóveles que con el paso del tiempo se han convertido en fenómenos de popularidad.
Por qué escribimos esto. Porque los celos profesionales de gente que sufre el éxito ajeno ha tocado tanto a Cabrera como a Cedeño en determinados momentos de sus carreras.
Ayer fue a Cedeño, hoy es a Cabrera.
Y lo peor es que los dueños de esos ataques son dominicanos que en vez de sumar, buscan la manera de dividir y en pos de eso, destilan veneno, lanzan todo tipo de improperios y juzgan por su condición.
Como dominicanos debemos apoyar a quienes apoyan al talento nuestro, sobre todo cuando lo hacen fuera de nuestras fronteras.
Por eso desde aquí apoyamos el trabajo que desde hace años desarrollan en beneficio del arte dominicano, en los Estados Unidos, los empresarios Vidal Cedeño y Félix Cabrera.
Otros
Quizás no en la proporción que lo hacen Vidal Cedeño y Félix Cabrera, hay otros buenos dominicanos involucrados en el negocio del espectáculo en los Estados Unidos.
Y en ese sentido debemos mencionar a Roberto Almonte, un empresario que cuando nadie creía en la bachata y el merengue típico se
echó sobre sus hombros a figuras de la música de amargue.
Almonte fue un propulsor de ambos géneros en los Estados Unidos cuando otros desdeñaban ambos ritmos.
Este se inició con José Tejeda que fue el responsable de celebrar los más grandes eventos de merengue en el Madison Square Garden.
Cuando Tejeda se retiró Almonte se quedó en el negocio, pero con una visión futurista de lo que podía suceder con la bachata y el típico.
Es así como las más importantes figuras de ambos géneros comienzan a viajar a esa importante plaza. Los hechos hay que escribirlos para que no mueran con el tiempo.
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