BONAO.-En la medida en que los organismos internacionales avanzan en la reconstrucción de Puerto Príncipe, destruida el pasado doce de enero por un terremoto, la República Dominicana, continúa recibiendo miles de niños pedigüeños que son colocados en las calles y avenidas de las principales ciudades del país.
Tan pronto se produjo la catástrofe que provocó cientos de miles de muertos y heridos, así como pérdidas materiales millonarias, las autoridades de la Dirección General de Migración, suspendió el apresamiento y la repatriación de indocumentados haitianos hacia el vecino país.
Esta facilidad ha provocado que la mafia que por años se ha dedicado al tráfico de menores, para ponerlos a pedir en las calles de las principales ciudades de la República Dominicana, ampliaran su labor trayendo a los niños acompañados de sus madres.
En el caso particular de Bonao, quienes por alguna razón u otra se desplazan en las primeras horas de la mañana por la ciudad, para dirigirse a algunos lugares a pedir.
Tan pronto se produjo la catástrofe que provocó cientos de miles de muertos y heridos, así como pérdidas materiales millonarias, las autoridades de la Dirección General de Migración, suspendió el apresamiento y la repatriación de indocumentados haitianos hacia el vecino país.
Esta facilidad ha provocado que la mafia que por años se ha dedicado al tráfico de menores, para ponerlos a pedir en las calles de las principales ciudades de la República Dominicana, ampliaran su labor trayendo a los niños acompañados de sus madres.
En el caso particular de Bonao, quienes por alguna razón u otra se desplazan en las primeras horas de la mañana por la ciudad, para dirigirse a algunos lugares a pedir.
Los menores son distribuidos en distintas zonas por los delincuentes que integran esa banda de traficantes y que por años han trabajado ante la mirada de las autoridades, sólo que ahora en medio de esta situación han ampliado su accionar.
La mafia involucra a haitianos, dominicanos, choferes y militares, quienes mediante una actitud de componenda, permiten el trasiego de los menores que se dedican a pedir limosna, mientras que otros hacen labor de limpiar vidrios a conductores que se desplazan por las calles de esta ciudad.
Además de la mala imagen que estos pedigueños, dan de la ciudad y el país, se han convertido en molestosos, porque algunos de ellos presionan a los transeúntes para que le regalen dinero a su paso por su lado.
Se suma a esa problemática también la contaminación que estos propician por la promiscuidad que los mismos proporcionan a la ciudad y la población en sentido general.
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