
Aubert Medine quiere hacerse una nueva casa con cosas del Palacio Presidencial de Haití. No es un una aspiración o un sueño de grandeza. Es una necesidad.
Medine, un joven electricista desempleado, tira del cable de cobre por el que alguna vez fluyó la corriente en la derruida sede del gobierno. Cree que puede sacar varios metros que le harán falta para reconstruir su vivienda, de la que quedó en pie solo la mitad tras el terremoto del martes 12 de enero.
Por estos días en Puerto Príncipe hay dos tipos de personas moviéndose sobre los escombros de los edificios caídos: los que buscan los cuerpos de sus familiares y los que buscan materiales para apuntalar sus casas. Medine pertenece a estos últimos, la vanguardia de la reconstrucción haitiana.
Observando la dinámica posterior al desastre natural, se tiene la casi certeza de que levantar los edificios será una tarea que demandará una gran dosis de esfuerzo individual, al igual que ha sido hasta ahora mayormente la sobrevivencia de las decenas de miles de personas que quedaron damnificadas.
No hay agua y comida en abundancia para quienes necesitan ayuda, pero en cambio hay una fuente inagotable de materiales en todos lados.
A la sombra del poder
Medine, un joven electricista desempleado, tira del cable de cobre por el que alguna vez fluyó la corriente en la derruida sede del gobierno. Cree que puede sacar varios metros que le harán falta para reconstruir su vivienda, de la que quedó en pie solo la mitad tras el terremoto del martes 12 de enero.
Por estos días en Puerto Príncipe hay dos tipos de personas moviéndose sobre los escombros de los edificios caídos: los que buscan los cuerpos de sus familiares y los que buscan materiales para apuntalar sus casas. Medine pertenece a estos últimos, la vanguardia de la reconstrucción haitiana.
Observando la dinámica posterior al desastre natural, se tiene la casi certeza de que levantar los edificios será una tarea que demandará una gran dosis de esfuerzo individual, al igual que ha sido hasta ahora mayormente la sobrevivencia de las decenas de miles de personas que quedaron damnificadas.
No hay agua y comida en abundancia para quienes necesitan ayuda, pero en cambio hay una fuente inagotable de materiales en todos lados.
A la sombra del poder
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