Tras el terremoto del pasado 12 de enero en Haití, han aparecido ya 112.226 cadáveres, según el último saldo del ministerio del Interior citado por la local Radio Metropole.
Al saldo de muertos hay que sumar 193.891 heridos y 610.000 personas que se encuentran alojadas provisionalmente en 500 campamentos improvisados en todo el país.
El primer ministro haitiano, Jean Max Bellerive, pronosticó hace solo cuatro días que el número total de muertos iría “mucho más allá de los 100.000”, lo que aún es posible porque siguen apareciendo cadáveres en las lentas operaciones de desescombro por todo el país.
En cuanto a los damnificados, el gobierno tiene planes de realojarlos en nuevos campamentos que ni siquiera están construidos, y el hecho de que haya 500 campamentos provisionales dificulta mucho la distribución de ayuda, como ha quedado de manifiesto durante toda la semana.
En ocasiones, un campamento alberga a decenas de miles de personas, otras son solo unos centenares o incluso unas decenas, ya que prácticamente todos los espacios abiertos del país (plazas, patios y jardines, y a veces hasta avenidas), han sido ocupados por los que se quedaron sin techo.
Al saldo de muertos hay que sumar 193.891 heridos y 610.000 personas que se encuentran alojadas provisionalmente en 500 campamentos improvisados en todo el país.
El primer ministro haitiano, Jean Max Bellerive, pronosticó hace solo cuatro días que el número total de muertos iría “mucho más allá de los 100.000”, lo que aún es posible porque siguen apareciendo cadáveres en las lentas operaciones de desescombro por todo el país.
En cuanto a los damnificados, el gobierno tiene planes de realojarlos en nuevos campamentos que ni siquiera están construidos, y el hecho de que haya 500 campamentos provisionales dificulta mucho la distribución de ayuda, como ha quedado de manifiesto durante toda la semana.
En ocasiones, un campamento alberga a decenas de miles de personas, otras son solo unos centenares o incluso unas decenas, ya que prácticamente todos los espacios abiertos del país (plazas, patios y jardines, y a veces hasta avenidas), han sido ocupados por los que se quedaron sin techo.
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