
La cantante y actriz Edilí ha sido contraparte de muchos de los artistas que han actuado en el país. Sin embargo, no todas las experiencias han sido agradables, dentro o fuera del escenario. Tanto así, que no quisiera recordar el momento desagradable que pasó con el astro mexicano Luis Miguel en el teatro La Fiesta del hotel Jaragua en 1992.
Cuéntanos de esa experiencia con Luis Miguel. Muy amarga. Cuando fui su anfitriona forraron el escenario como si fuera un regalo, sin tomar en cuenta mi participación, por lo que tuve que ensayar y actuar en una esquinita del escenario. Gracias al maestro Jorge Taveras, la experiencia fue más llevadera. Lo más desagradable de todo fue que nos pidieron, tan pronto actuamos, que saliéramos de los camerinos porque Luis Miguel iba a pasar por los pasillos que estaban frente a esos camerinos.
¿Ha cambiado el sentimiento de admiración hacia algún artista, luego de haber sido su anfitriona?
Claro, en unos casos para bien, y en otros, para mal. A Luis Miguel, por ejemplo, nunca pagaría ni sacaría tiempo para ir a verlo a ningún sitio. Él no necesita de mí, ni yo de él. Fue una experiencia muy amarga y que prefiero no volver a vivirla.
¿Cual ha sido la experiencia más bonita?
Han sido muchas, pero yo diría que las más enriquecedoras son aquellas en las que he tenido la oportunidad de compartir con grandes artistas de respeto y trayectoria internacional, a lo que resalto el hecho de haber podido conocerlos un poco en su lado humano. Nunca olvido el trato recibido por Danny Rivera, Álvaro Torres y en especial del maestro Armando Manzanero. Después de conocerlos, a éstos en particular, creció mi admiración y mi respeto por ellos.
¿Quién de todos esos artistas ha tenido para Edilí el mejor trato? Definitivamente el maestro mexicano Armando Manzanero. Gran artista, gran ser humano, con una filosofía de vida única y de quien obtuve un regalo exquisito como fue su canción “A punto”, que acabo de grabar.
¿Has sido telonera de artistas a los cuales no les has visto la cara?
Sí, al propio Luis Miguel y al puertorriqueño José Feliciano.
¿Vale la pena ser contraparte? ¡Claro!.. Por muchas razones.
Lo primero es la parte laboral que en estos casos te da la oportunidad de compartir con un blanco de público que no es tuyo, por lo cual tú te preparas para tratar de ganártelo en base a un trabajo de calidad, cuidando cada elemento de las actuaciones.
Al margen de todo eso, hay que destacar la presencia de publicidad que logra, generalmente, muy por encima de lo que uno podría obtener en base a presentaciones rutinarias. Es importante resaltar la parte del intercambio o experiencias compartidas.
Cuéntanos de esa experiencia con Luis Miguel. Muy amarga. Cuando fui su anfitriona forraron el escenario como si fuera un regalo, sin tomar en cuenta mi participación, por lo que tuve que ensayar y actuar en una esquinita del escenario. Gracias al maestro Jorge Taveras, la experiencia fue más llevadera. Lo más desagradable de todo fue que nos pidieron, tan pronto actuamos, que saliéramos de los camerinos porque Luis Miguel iba a pasar por los pasillos que estaban frente a esos camerinos.
¿Ha cambiado el sentimiento de admiración hacia algún artista, luego de haber sido su anfitriona?
Claro, en unos casos para bien, y en otros, para mal. A Luis Miguel, por ejemplo, nunca pagaría ni sacaría tiempo para ir a verlo a ningún sitio. Él no necesita de mí, ni yo de él. Fue una experiencia muy amarga y que prefiero no volver a vivirla.
¿Cual ha sido la experiencia más bonita?
Han sido muchas, pero yo diría que las más enriquecedoras son aquellas en las que he tenido la oportunidad de compartir con grandes artistas de respeto y trayectoria internacional, a lo que resalto el hecho de haber podido conocerlos un poco en su lado humano. Nunca olvido el trato recibido por Danny Rivera, Álvaro Torres y en especial del maestro Armando Manzanero. Después de conocerlos, a éstos en particular, creció mi admiración y mi respeto por ellos.
¿Quién de todos esos artistas ha tenido para Edilí el mejor trato? Definitivamente el maestro mexicano Armando Manzanero. Gran artista, gran ser humano, con una filosofía de vida única y de quien obtuve un regalo exquisito como fue su canción “A punto”, que acabo de grabar.
¿Has sido telonera de artistas a los cuales no les has visto la cara?
Sí, al propio Luis Miguel y al puertorriqueño José Feliciano.
¿Vale la pena ser contraparte? ¡Claro!.. Por muchas razones.
Lo primero es la parte laboral que en estos casos te da la oportunidad de compartir con un blanco de público que no es tuyo, por lo cual tú te preparas para tratar de ganártelo en base a un trabajo de calidad, cuidando cada elemento de las actuaciones.
Al margen de todo eso, hay que destacar la presencia de publicidad que logra, generalmente, muy por encima de lo que uno podría obtener en base a presentaciones rutinarias. Es importante resaltar la parte del intercambio o experiencias compartidas.
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