La práctica es de hace muchos años, y muchos vivos se han enriquecido con esa practica.
Las autoridades consulares de los Estados Unidos en República Dominicana han aplicado todas las medidas posibles con el propósito de controlar la situación; controles que son mucho más riguroso ahora con los avances tecnológicos, pero el asunto persiste.
Mánagers y directores de orquestas merengueras, conjuntos típicos y bachateros, prometen visas a territorio estadounidense a personas que hacen pasar como músicos de esos conjuntos, por lo que cobran a cada persona miles y miles de pesos.
Claro que quienes acuerdan eso no tienen nada garantizado, por más que se lo aseguren. El riesgo es grande. Pueden haberse dado muchos casos en los que personas hayan pagado con tal propósito una astronómica suma de dinero y logrado su visado; pero igual pueden ser más los que han pagado y no han conseguido nada, quedando como pericos en la estaca.
Y conociéndose ese gran margen de riesgo, quienes llegan a esa negociación y no consiguen lo acordado, sencillamente no debieran tener derecho a reclamo. Son parte y cómplices de una truculencia; de una intención de engaño, que, a veces, se consuma.
Ahora mismo se da el caso de una figura vinculada al ambiente merenguero a la que le están reclamando un dinero que había recibido porque prometió conseguir una visa y la visa nunca llegó. El hombre no tiene para devolver lo que le pagaron, pero quien llegó a ese acuerdo con él sabe que esa figura vinculada al negocio del merengue no es cónsul ni nada que se le parezca como autoridad de los Estados Unidos; sabe que estaba negociando con alguien que no le tenía nada garantizado, por más que le prometiera... ¡Bueno que le pase...! (Por José Francisco Arias)
Las autoridades consulares de los Estados Unidos en República Dominicana han aplicado todas las medidas posibles con el propósito de controlar la situación; controles que son mucho más riguroso ahora con los avances tecnológicos, pero el asunto persiste.
Mánagers y directores de orquestas merengueras, conjuntos típicos y bachateros, prometen visas a territorio estadounidense a personas que hacen pasar como músicos de esos conjuntos, por lo que cobran a cada persona miles y miles de pesos.
Claro que quienes acuerdan eso no tienen nada garantizado, por más que se lo aseguren. El riesgo es grande. Pueden haberse dado muchos casos en los que personas hayan pagado con tal propósito una astronómica suma de dinero y logrado su visado; pero igual pueden ser más los que han pagado y no han conseguido nada, quedando como pericos en la estaca.
Y conociéndose ese gran margen de riesgo, quienes llegan a esa negociación y no consiguen lo acordado, sencillamente no debieran tener derecho a reclamo. Son parte y cómplices de una truculencia; de una intención de engaño, que, a veces, se consuma.
Ahora mismo se da el caso de una figura vinculada al ambiente merenguero a la que le están reclamando un dinero que había recibido porque prometió conseguir una visa y la visa nunca llegó. El hombre no tiene para devolver lo que le pagaron, pero quien llegó a ese acuerdo con él sabe que esa figura vinculada al negocio del merengue no es cónsul ni nada que se le parezca como autoridad de los Estados Unidos; sabe que estaba negociando con alguien que no le tenía nada garantizado, por más que le prometiera... ¡Bueno que le pase...! (Por José Francisco Arias)
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