
Las consecuencias de este loco incremento se hacen sentir en todo el mundo: Indonesia anunció que aumentaría 28% el precio de los carburantes, los pescadores franceses iniciaron una huelga contra el aumento del precio del combustible, y la Comunidad económica de Estados de Africa del Oeste (CEDEAO) está preocupada por este "gran desafío" para el crecimiento de la región. Desde setiembre pasado, los precios aumentaron 50 dólares, y algunos pronostican que subirán aún más. En una nota publicada a inicios de mes, los analistas del banco Goldman Sachs no excluyeron que el barril alcanzara los 200 dólares en los próximos seis a 24 meses. Este escenario "pondría de seguro en juego el crecimiento económico mundial", afirma el economista independiente Ed Yardeni. "Una desaceleración mundial sería el resultado más probable, empujada por una larga y profunda recesión en Estados Unidos", añadió. Deprimido por la crisis en el sector inmobiliario, Estados Unidos sufre una salud económica frágil y cuenta mucho con el plan de reactivación adoptado recientemente para permitir que se mantenga el consumo. Pero el incremento de los precios de la gasolina bien podría comprometer ese escenario, si los dispensadores de combustible se tragan la mayor parte de los cheques de devolución de impuestos. La disparada de los precios "golpea una economía mundial que es mucho más vulnerable" que en los shocks petroleros anteriores, observó Ethan Harris de Lehman Brothers. "En un contexto en el que el consumidor estadounidense pierde rápidamente velocidad y en el que la disminución del crédito va a hacer sentir sus efectos en el tiempo, se preparan los daños colaterales para la economía mundial. Europa ya sufre y Asia se desacelera", añadió. Según Harris, todo incremento de 10 dólares en el barril de petróleo retira el equivalente a 0,4 puntos al crecimiento estadounidense, y un poco menos en Europa y Asia. El carácter especulativo de la demanda petrolera incita también a los analistas a pensar que la economía va a sufrir. "Los corredores sin duda empujarán el precio de las materias primas hasta el punto en que el crecimiento mundial no solo se desacelerará, sino que caerá", estimó Myles Zyblock, del banco RBC. Uno de los riesgos es que la disparada de los precios haga subir la inflación, obligando a los bancos centrales a aumentar sus tasas aún cuando los fundamentos económicos sigan siendo frágiles; de ahí la ruptura del crecimiento, explicó. En esta situación, no todas las regiones sufren igual. En los países emergentes, la demanda está relativamente aislada de las fluctuaciones de los precios debido a subsidios, observó Jan Randall, del gabinete Global Insight. "Se sienten menos ahogados que los países desarrollados", explicó. Los analistas también quieren creer que esta disparada es solo un fenómeno temporal. "Un alza de los precios del petróleo que empujaría a la economía mundial a una recesión y disminuiría la demanda petrolera firmaría su propio fin", asegura Harris. Para Randall, el precio del barril de crudo podría llegar a 150 dólares para fin de año, pero luego bajará. "El precio dictado por los fundamentos es más cercano a 100 dólares", estimó.
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